Seguramente haz escuchado que si haces pesas te vas a poner ultra musculosa y con un cuerpo muy tosco. NO. NO. NO. De hecho, todo lo contrario. Hacer ejercicio con pesas ayuda a quemar grasa, tonificar los músculos, mejorar la postura e incluso a acelerar el metabolismo. Lo único que tienes que hacer para gozar estos beneficios es aprender a escoger las pesas correctas para cada ejercicio (y ser constante, claro).
1. Encuentra el balance perfecto
Al escoger las pesas que vas a usar (ya sean ligeras, intermedias o pesadas) toma en cuenta que tienes que lograr hacer todas las repeticiones con buena forma, pero definitivamente te tiene que costar algo de trabajo, especialmente hacia el final. Es un balance difícil de encontrar ya que depende mucho de tu fuerza muscular. Por eso, te recomendamos empezar de menos a más, porque la postura es mucho más importante que el peso.
2. Dime el número de repeticiones…
De acuerdo con los expertos de Nike , las pesas que vas a utilizar dependen del número de repeticiones que vas a realizar. Si vas a hacer muchas repeticiones (entre 12 y 15) usa pesas ligeras, si vas a hacer pocas repeticiones (entre 8 y 12), opta por una opción más pesada. Esto se debe a que los ejercicios con muchas repeticiones están diseñados para probar la resistencia muscular. Mientras que los que tienen pocas repeticiones se enfocan en construir fuerza y la masa muscular.
3. ¿Son movimientos compuestos o aislados?
Los movimientos compuestos son los que requieren el esfuerzo de muchos músculos diferentes (como por ejemplo las sentadillas ), estos necesitan un peso mayor. Los movimientos aislados, son los que requieren el movimiento de unos músculos muy específicos, estos funcionan mejor con un peso ligero.
4. Mancuernas, pesas, pelota medicinal…
Hay muchas formas diferentes de integrar el peso a tu rutina de fuerza . Esto va a depender totalmente del tipo de ejercicio que vas a realizar. Normalmente, si son ejercicios básicos utilizarás unas mancuernas (que pueden ser sustituidas con botellas de agua, por ejemplo), una vez vayas elevando tus entrenamientos, podrás ir incluyendo otro tipo de peso. Lo ideal es que lo hagas con ayuda de un experto que te pueda guiar con precisión.
5. La práctica hace toda la diferencia
Los entrenamientos de fuerza requieren mucha práctica para dominar las posturas, mejorar el rango de movimientos y aprender sobre tu cuerpo. Con el tiempo (y la práctica) aprenderás sobre el peso que te funciona mejor y a modificar dependiendo de tus niveles de energía y fatiga muscular.