1. No aguantes la respiración
Muchas veces, cuando entrenamos, llegamos a aguantar la respiración. Es esencial que pongas atención a lo que estás haciendo y respires constantemente. Sin oxígeno, es imposible, así que, siempre que estés haciendo ejercicio, hazlo un esfuerzo consciente.
2. Aprovecha el calentamiento y enfriamiento
El calentamiento no solo es bueno para los músculos, también es un gran momento para practicar las respiraciones que vas a realizar mientras corres (vamos a hablar de ellas a continuación). Cuando termines de correr, párate o camina con una buena postura tratando de abrir el pecho lo más posible mientras levantas tus brazos y empieza a respirar con un ritmo más pausado. El poder regresar a tu respiración y ritmo cardiaco normal después de hacer ejercicio es esencial.
3. Practica distintos ritmos
No todos los runs son iguales , por lo que no todos requieren el mismo ritmo. Hay tres respiraciones básicas que puedes hacer:
- Tres y tres: Para las corridas suaves de recuperación que son más lentas de lo normal, inhala durante tres pasos y exhala durante los siguientes tres pasos y vuelve a repetir.
- Dos y dos: Para las corridas que tienen un ritmo medio necesitas respirar (y oxigenar) más rápido, por lo que es mejor inhalar durante dos pasos y exhalar durante los siguientes dos.
- Uno y uno: Para las corridas rápidas, puedes inhalar durante un paso y exhalar durante el siguiente.
Recuerda que tienes que encontrar el ritmo que más se adapta a ti, por ejemplo yo nunca me he sentido cómoda con la respiración uno y uno, la dos y dos es mi favorita. Si sientes que esto requiere demasiadas matemáticas mientras corres, no te estreses, puedes ir contando en tu cabeza 1, 2, 3, 3, 2, 1… Aunque suena muy sencillo, es una forma de meditar mientras corres y de mantenerte más presente.