1. Calienta 5 minutos más
Da igual si crees que ya calentaste lo suficiente, probablemente no lo hiciste. Por eso, siempre calienta 5 minutos extra. El calentamiento es ESENCIAL para evitar lesiones y dolores durante y después de correr. También va a hacer que se sienta mucho más fácil, si calentaste bien, vas a sentir como tu cuerpo fluye con el movimiento. Hacer ejercicios de movilidad varias veces también ayuda.
2. Si lo odias es porque lo estás haciendo mal
Yo odiaba correr, realmente era algo que me tensaba de solo pensarlo. Hasta que Coach Bennett (punto número 4) me explicó que si vas demasiado rápido cuando empiezas, tu cuerpo no aguanta y es cuando empiezas a sentir que te vas a desmayar y confirmas que odias correr. Empieza corriendo lento y suave con el único objetivo de disfrutar tu corrida, con el tiempo podrás ir aumentando la velocidad.
3. El pace no es lo que importa (al principio)
A menos de que estés haciendo una carrera de intervalos, el paso que marques al principio no es lo importante. No te enfoques en ir más rápido de lo que tu cuerpo puede (regresando al punto anterior) ni te estreses si hay días en los que corres lentísimo. Lo importante es mantener el pace constante mientras aprendes a escuchar a tu cuerpo. Una vez conozcas bien el rendimiento de tu cuerpo, podrás irte enfocando en bajar tu paso, dominar los tempo runs y todo lo demás.