Consulté a un gran amigo que ya había hecho inmersión en hielo y escuchar su revelación me hizo pensar seriamente en las contadas veces que me he lanzado a hacer algo fuera de mi zona de confort. Verdaderamente estaba considerando entrarle a esta aventura; pero yo, como buena overthinker que soy, estaba preocupada por todo: si me atrevería a hacerlo, si me iba a desmayar, si me haría daño estando enferma y otras tantas creencias que, hoy me doy cuenta, no eran ciertas. Siguiendo el consejo: “no lo pienses, ve y disfrútalo, no te vas a arrepentir”, llegué a Begoña García y a El Club del Hielo.

Total, pensé que como cualquier otra cosa en la vida, si me daba miedo, podía decir que siempre no; solo que ya estando ahí no hubo manera de no intentarlo a fondo. ¿El resultado? Vi en mí misma a una persona que no tenía el placer de conocer. Así que lista o no, ¡bienvenida al Club!