1. ¡Reconócete!
Cada vez que algo bueno pase, analiza tus pensamientos y date el crédito que te mereces. Da igual si piensas que es algo “chiquito” o “insignificante” ¡todo suma! Piensa en todas las formas en las que contribuiste al resultado final (de forma directa e indirecta) y celébralo. Te mereces el reconocimiento, el crédito y el orgullo, ¡dátelo!
2. Empieza un diario de gratitud
Aparta unos minutos todos los días para escribir sobre las cosas que estás agradecido. Da igual a qué hora lo hagas, mientras lo hagas; tampoco importa si escribes mucho o si tus agradecimientos parecen “sencillos”, todo importa y todo es sustancial. Hay varios estudios que demuestran que poner tus agradecimientos en papel ayuda a reducir el estrés , adoptar una nueva perspectiva sobre lo que realmente importa, obtener claridad sobre todo lo que tienes en tu vida (es mucho más de lo que crees) y a aprender cosas nuevas sobre ti mismo. Si no te sientes cómodo escribiendo mucho, haz una lista de tres cosas por las que estás agradecido.