Hace unos meses entrevistamos a Sofie Pavitt, la esteticista de todas las editoras de Nueva York (y más de una celeb). Le preguntamos qué podíamos hacer para controlar los granitos, las imperfecciones y el mascné que está arruinando nuestra complexión y nos explicó que usar un exfoliante químico era la clave. Uno de los exfoliantes estrella es el ácido salicílico, a continuación te contamos todo lo que necesitas saber.
¿Qué es el ácido salicílico? el ingrediente estrella para combatir el acné
Una (mini) clase de ciencia
El ácido salicílico es un Beta Hidroxiácido (BHA) que trabaja como exfoliante químico para remover las células muertas de la piel. Se ha vuelto un ingrediente esencial dentro de las rutinas anti-acné por su capacidad de penetrar los poros y exfoliar de adentro hacia afuera.
Por qué funciona tan bien
Gracias a su poder exfoliante, este ácido trata las problemáticas sistemáticas que provocan el acné: los poros congestionados. Si no tienes poros congestionados, no tienes acné. Por eso, su uso constante (y prudente) resulta en una complexión luminosa, con textura suave y libre de imperfecciones. OJO: Si tienes piel sensible, es mejor que apuestes por el ácido mandélico, aquí te explicamos todo.
Cómo integrarlo a tu rutina
Empieza usándolo un día a la semana, en lo que tu piel se va adaptando. Con el tiempo puedes aumentar los días de uso a 3 o 4 veces a la semana máximo. Lo ideal es que lo mezcles ácidos con ingredientes hidratantes y humectantes para mantener el balance de la barrera natural de la piel. Cuando lo apliques dentro de tu rutina, asegúrate de esperar entre 15 y 30 minutos entre los productos para que las fórmulas no se inhiban entre sí. Por último, asegúrate de usar un fotoprotector solar diario, a través del proceso de exfolación los ácidos tienden a sensibilizar la piel; es IMPORTANTÍSIMO que la protejas del sol.
OJO: No mezclarlo con…
Lo mejor que puedes hacer es usar únicamente un ácido a la vez. ¿Por qué? Porque la combinación de AHAs, BHAs y PHAs puede provocar reacciones negativas en la piel: irritación, sensibilización, rojez… La única excepción es si están formulados dentro del mismo producto. También es bueno que te abstengas de mezclarlo con el retinol (es demasiado agresivo para la piel) y la vitamina C.