Algunas semanas al año los amantes y los amantes a la moda se reúnen por algunos días para apreciar las últimas creaciones de los diseñadores y las marcas. Todo se resume en largas filas, tiempos de espera espera, acomodo de lugares, VIP's peleando por la primera fila y desfiles que, en la mayoría de las ocasiones, no duran más de 20 minutos. Después de esto sales corriendo al próximo show sin tiempo para siquiera comer. Hay quienes se ponen sus mejores atuendos, otros que cruzan la delgada línea entre un outfit original y un disfraz. Cuando lo ves por las redes todo se ve como un derroche puro de glamour, pero al vivirlo en carne propia, no lo es tanto.
Con el corazón roto en la semana de la moda
La moda y los corazones rotos tienen más en común de lo que puedes creer.
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Ahora añadamos otra capa de complejidad: ir con tu pareja, lo que resultar en una mala idea, pues en medio del estrés, las pasarelas, las fiestas y las personalidades, pueden aflorar las diferencias, desde ponerse de acuerdo en qué diseñador ver, hasta descubrir verdades qué tal vez imaginabas pero no querías admitir. Sí, en las semanas de la moda es muy común que se rompan tacones y vestidos, pero no es menos común que sean los corazones los que salen rotos.
Una modelo que fue cancelada, un diseñador fuertemente criticado, quedarte fuera del desfile que más querías ver o simplemente enterarte que el amor de tu vida ya no te ama, o no te ama tanto como creías; ya le decía Nigel a Andy en The Devil Wears Prada cuando la protagonista le confiesa “Mi vida personal pende de un hilo” y él le responde “Eso es lo que pasa cuando empiezas a rendir, cielo. Avísame cuando tu vida esté destrozada. Será hora de un ascenso”.
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Cuando un suceso como este pasa en fecha tan importante, comienzas a cuestionarte, no sólo si esa tendencia que viste es realmente fuerte o será un capricho pasajero, también te cuestionas si tuviste la culpa en hacer que tu pareja dejara de quererte. Tal vez la presionaste mucho, la hiciste hacer algo que no quería, tal vez, ¿conoció otra persona?, ya no le gustas lo suficiente, no le prestaste suficiente atención y un sinnúmero de ideas más que pasan por tu mente.
Luego vas a eventos y finges, sonríes, posas para las fotos, te presentan nuevas personas que probablemente nunca volverás a ver, vas a sitios a los que probablemente no quieres ir. Mucha gente en la industria no llora, porque los hace ver débiles, prefieren morderse los labios y poner cara de póker, la tristeza solo se ve bien en alguna campaña cómo la de Sisley otoño invierno 2007, donde la depresión y la decadencia eran las protagonistas.
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Luego acaba el evento, regresas a tu hotel y de golpe te enfrentas a la realidad, te bloqueas, por supuesto; te da rabia, miedo y no sabes realmente cómo te sientes, tú amas a la persona, no quieres que las cosas acaben, quisiera que todo fuese un mal sueño, te sientes como en un desfile oscuro y siniestro -como alguno de McQueen o Rick Owens-, tratas de hablar pero es difícil comprender. Te piden tiempo, quizás, una manera de esconder que realmente no quieren estar contigo pero tampoco perderte, ¿que quiere entonces?
Te preguntas "si un amor es fuerte, ¿supera cualquier cosa'", sientes que caes y tocas fondo como Kate Moss luego del escándalo por las drogas, cuando la mayoría del mundo de la moda le dio la espalda, tal vez esto será algo pasajero como una colección cápsula, y volverás y renacerás como él ave fénix.
Te das fuerzas, te repites que todo mejorará, de amor nadie muere, luego regresas a casa y te das cuenta que terminaste con el corazón roto en la semana de la moda.
Pero debes seguir, lucha y recuperarte como lo hizo Chanel cuando Lagerfeld la resucitó y la puso en la cima nuevamente, como cuando Tom Ford salvó a Gucci y muchos otros tantos casos; así que ánimo, el dolor pasa, lo único que dura para siempre son los diamantes, dicen, así que a cerrar ciclos, quedarse con los recuerdos más lindos y esperar el próximo año; que la próxima temporada sea mucho mejor que la que acaba de pasar.
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