Las primeras normas que aprendimos sobre cómo tener participación activa en la solución de “la contaminación” antes de que adoptáramos a -el calentamiento global- y -la crisis climática-, ahí cuando estábamos satisfechos con una emergencia ecológica: no contaminar y reducir el “smog”. Smog, queridísima palabra del vocabulario defeño. DF, capital contaminada en la que no se podía respirar (ahora CDMX, capital más contaminada donde se puede respirar menos). Ni la reducción en el tránsito vehicular (-60% en promedio desde el 17 de marzo) producto de la cuarentena ha logrado disminuir la pésima calidad de aire que tenemos en la Ciudad de México. Para disminuir los graves niveles de polución ambiental es necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Las emisiones generadas en el Aeropuerto de Ciudad de México, los camiones de carga y de transporte público que queman el peor diésel existente, los tiraderos de basura a cielo abierto son otras fuentes contaminantes muy importantes... también los calentadores de agua, solventes petroquímicos…” Carlos Álvarez, presidente de la ONG México, Comunicación y Ambiente.
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El darnos cuenta de que los autos no son la principal fuente de contaminación, abre otra ruta: urgir a las empresas a controlar sus emisiones, reducirlas, y reparar los daños causados. La buena noticia es que esto no da la posibilidad de empezar al practicar el activismo a través del consumo activista. El consumo activista, es la acción que podemos tomar como consumidores para que nuestras compras tengan una repercusión que favorezca ciertas causas e ideologías. A través de nuestros hábitos de consumo, podemos (y debemos) hacer política. Nuestros hábitos de consumo son la herramienta individual más fuerte, inmediata, y efectiva que poseemos para manifestarnos en un mundo capitalista. Es darle voz a nuestros hábitos. Nuestras elecciones de consumo diario, increíblemente poderosas, pueden modificar situaciones urgentes. El consumo activista procura generar cambios y frenar o resolver problemas desde el consumo, mediante una dinámica de “premios” (adquisiciones) y “castigos” (mala publicidad, dejando de adquirir). La idea no es hacer una investigación profunda sobre cada marca y producto (cualquier elección de compra tomaría meses), sino elegir una causa y accionar a favor de ella. La unión es la fuerza. ¿Recuerdas cuando Nordstrom anunció que no vendería ninguno de los productos de Ivanka Trump ? Esa es la idea, pero desde nuestra posición de compradores. Dejar de comprar puede generar grandes cambios, hasta alcanzar gobierno y política. Como ejemplo, el caso en 2017 cuando el presidente de Uber tuvo que dejar de formar parte del comité de asesores de negocios de Trump después de que más de 200,000 personas borraran la aplicación de su teléfono para protestar (link aquí) . Y otros casos interesantes aquí. Ahora hablemos de Consumo Responsable: Es nuestra responsabilidad como individuos-consumidores, saber las consecuencias que pudieran tener nuestras compras. Si consumimos productos que son (en sí mismos o por la compañía que los produce) factores de conflicto o causas de problemas, nos convertimos en habilitadores inconscientes (si consumimos siendo conscientes de la situación que genera o perpetúa el producto/empresa técnicamente somos cómplices...).
Getty Images Podemos empezar desde lo general, lo que ya conocemos, lo (relativamente) sencillo: sabemos que Sabemos que viajar en avión es uno de los mayores contaminantes del planeta, procuremos buscar alternativas para viajar. Sabemos que la industria de la carne es responsable de más del 14% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, reducimos el consumo de carne en general, de ser posible lo evitamos, y de ser necesario buscamos ganadería ecológica. Así, desde lo ya conocido, podemos ir moldeando nuestras formas, y generando mejores hábitos. Fomentar mayores cambios. O causar menos daños.
Moldear hábitos
Para ser responsables con la ecología no tenemos que volvernos zero waste de la noche a la mañana, pero podemos dejar por completo el plástico . Practicar esa pequeña acción (y apegarte a esa decisión) desencadenará cientos de otras acciones por si misma, y te llevará –naturalmente– a otras acciones positivas. Después de dejar el plástico, por ejemplo, tendrás costumbres nuevas que harán más fácil dejar de consumir empaquetados en general, eso naturalmente provoca el dejar de ir a las tiendas comunes y grandes almacenes, eso provoca tener contacto con nuevos y mejores productos o comerciantes locales, etc.
Getty Images ¿Qué es lo que más te molesta? ¿Lo que más te gustaría poder cambiar? Si son los derechos de los animales, busca a las asociaciones que te pueden guiar e informar sobre cuáles son las compañías que más los explotan, haz campañas locales e informa a la gente para que dejen de consumir a esa compañía. Promueve el consumo de productos o compañías que hagan algo a favor de...etc.
Comercio justo
Es un movimiento internacional que lucha por la justicia global a través de la comercialización de productos elaborados en condiciones justas. Desarrolla un sistema comercial alternativo al convencional en el que los derechos de los productores, lugares y del medio ambiente están en el centro de la actividad económica. Se basa en diez principios que garantizan un trato justo, respeto a los Derechos Humanos de los trabajadores, y el medio ambiente. Los productos se venden en múltiples sitios, desde tiendas exclusivas de Comercio Justo, hasta grandes almacenes. Aquí una lista completa de tiendas de comercio justo .
Compras éticas
El consumo ético tiene muchas aristas. Sin embargo, el favorecer productos de comercio justo, orgánicos, sin crueldad animal, de libre pastoreo, etc. es indiscutiblemente, una de las más importantes formas de apoyar a empresas progresistas, y con ello, favorecer un mercado y un planeta más justos.
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- ¿Premias (mediante el consumo de productos) a compañías que están tomando acciones a favor de la crisis climática?
- ¿Castigas (dejando de comprar productos) a compañías que se oponen o ignoran la crisis climática, el comercio justo, etc?
- ¿En qué proporción compras productos e insumos que se producen de forma local vs. otros productos?
- ¿Procuras que tu comida sea orgánica o de productores locales/nacionales?
- ¿Has dejado de comprar un artículo personal (ropa, perfume, maquillaje, etc) pensando en el impacto que su producción y desecho tiene sobre la tierra?
- ¿Has reducido tu consumo de carne a raíz de la información que poseemos sobre cambio climático?
- ¿Has adquirido información sobre las éticas laborales y ecológicas que tienen las empresas o compañías donde consumes productos regularmente?
- ¿Has dejado de comprar en grandes empresas para intentar favorecer al pequeño comerciante? (porcentaje de compras).
- ¿Alguna vez has tomado acción política vía tus elecciones de compra?