1. El que no calienta pierde
Primero lo primero, haz el calentamiento. Sonamos igual a un profesor de educación física, pero calentar el cuerpo antes de empezar a hacer ejercicio es esencial para estirar los músculos, mejorar la movilidad y evitar lesiones. Para aliviar el dolor, tiene que seguir de un enfriamiento adecuado.
2. El que no enfría también
Estírate suavemente mínimo 5 o 10 minutos después de haber hecho ejercicio. Decimos ‘suavemente’ porque no se trata de forzar ni jalar tus músculos, sino de liberar la tensión y mejorar tu rango de movimiento. Si crees que no vas a tener tiempo de enfriar, corta tu rutina por 5 minutos, nos lo agradecerás al día siguiente.
3. Date un masaje con un rodillo de espuma
Si puedes consentirte con un masaje profesional, hazlo. Se siente delicioso, tendrás 45 minutos de paz y aliviará muchísimo tu dolor. Si no puedes darte un masaje profesional, hazlo con un foamroller o un rodillo de espuma. Aparte de que ayuda a aliviar el dolor, también aumenta la circulación de la sangre, mejora los movimientos, disminuye el riesgo de lesiones al disminuir la fricción entre los músculos y progresa el rango de moción. Otra gran ventaja es que lo puedes usar justo antes y después de hacer el ejercicio pesado.