Este concepto de hotel boutique llega a la capital oaxaqueña de la mejor forma posible: arte zapoteco y mixteco. Está ubicado en una casona de mediados del siglo XIX y en sus paredes cuenta la cultura zapoteca, pues están llenas de murales que reflejan dicha historia. Pero no de forma cronológica, sino su esencia con las leyendas, valores e imaginario que la forman. El artista Rafael Uriegas realizó esta parte de los murales.

En otro espacio está retratado Cocijo, dios del rayo y la lluvia, símbolo de la fertilidad zapoteca. Su figura se muestra partida a la mitad por un rayo en una instalación escultural con iluminación especial, la representación es una pieza del artista Sabino Guisú.
Continuando con la herencia zapoteca, algunas de las paredes de la casona de Pug Seal hay incrustaciones de latón grabadas con motivos de la arquitectura zapoteca, por ejemplo, Monte Albán. Es como si estos relatos gráficos emergieran de la historia de las paredes y son contadas de la mano del artista Manuel Lozano.

Siendo un hotel boutique, sólo hay 20 habitaciones en esta nueve sede de Pug Seal. Y continuando con su característico formato, cada habitación tienen un diseño único entre terciopelos, muebles contemporáneos y acabado avant garde.