Llegó el cambio de temporada y como siempre, también llegó esa gripa leve pero molesta (que parece que nunca se va a ir) y la complexión ligeramente roja y sensibilizada. ¿La solución? Aparte de cuidarnos mucho, evitar los cambios bruscos de temperatura y usar cubrebocas (¡éste último es el más importante!), aumentar el consumo de vitamina C es una gran apuesta. Te explicamos todos los detalles.
En tu skincare…
La vitamina C es un activo poderoso que puede hacer maravillas dentro de tu rutina de skincare. Esto se debe a que tiene propiedades antioxidantes que combaten los radicales libres, los daños de la contaminación y los rayos UVA/UVB. Pero eso no es todo, también es un ingrediente crucial para fomentar la producción de colágeno. En español, todos estos factores contribuyen para proteger la piel y darle una infusión de luminosidad y juventud.
¿Cómo incluirla dentro de la rutina de skincare?
Aunque existen todo tipo de productos que contienen vitamina C (también conocida como ácido ascórbico), te recomendamos que utilices un suero. Ya que estos contienen una concentración mucho mas alta del activo y por ende actúa mejor sobre la piel. La única regla es que no debes usarlo al mismo tiempo que el retinol, AHA/BHA/PHAs y la niacinamida. Ya que pueden sensibilizar tu piel o simplemente inhibir los efectos de todo tu skincare.
Y en tu dieta
Dicen que somos lo que comemos y pues algo de razón tienen. Por eso no debemos enfocarnos únicamente con lo que nos ponemos sobre la piel, también es importante considerar nuestra dieta. Durante estas épocas de frío, procura incluir más alimentos ricos en vitamina C. Algunas opciones son las verduras de hojas verde oscuro, las frutas cítricas, los jitomates, los pimientos, las moras negras, las fresas y los kiwis.
DISCLAIMER: Decimos ‘dieta’ para referirnos a la forma en la que comemos, no a un plan alimenticio restrictivo . :)
Los mil y un beneficios…
Aparte de ayudar a proteger e iluminar tu complexión, el consumo de vitamina C tiene muchos beneficios para el cuerpo. El primero, que seguro tu abuela ya te ha dicho mil veces, es que ayuda a apoyar al sistema inmunológico (y por ende ayuda a prevenir ciertas enfermedades como la gripa). Por otro lado, también previene la deficiencia de hierro, protege la memoria, reduce los niveles de ácido rico en sangre y ayuda a controlar la presión sanguínea alta.