Imagina un mundo en el que nuestros cuerpos tuvieran su propio rastreador de salud y bienestar integrado, que llevara el control de nuestro descanso, ritmo cardíaco y respiración, como lo haría un Apple Watch . Ya no tendríamos que depender de la tecnología portátil para revisar aumentos en nuestra frecuencia cardíaca o notar los déficits de sueño después de una noche interrumpida. En su lugar, nuestros cuerpos llevarían la cuenta, que podríamos leer nosotrxs mismxs, desde nuestro propio almacén de datos.
¿Ubicas esa corazonada cuando algo va a salir mal? Tiene nombre: interocepción

Esto no es una visión futurista al estilo Black Mirror, sino la realidad de una nueva frontera dentro del mindfulness llamada interocepción. Puede que aún no hayas oído hablar del término, pero algunas de las voces más prominentes del mundo del bienestar están alabando las virtudes de este “poder básico de detección con el que nacemos”, incluido el Dr. Rangan Chatterjee, quien argumenta en su último libro Make Change That Lasts que la interocepción es uno de los campos de investigación más emocionantes de la ciencia. “La interocepción es un sexto sentido con el que nacemos. No se trata de interpretar señales del mundo exterior, sino de las señales que transmiten nuestros órganos internos al cerebro”. Y puede ayudarnos a encontrar tiempo para mejorar tanto la salud física como mental en un mundo donde los estímulos externos están constantemente a tope.
Interocepción para encontrar equilibrio
La interocepción es una forma de “entrenar la mente y el cuerpo para que trabajen mejor juntos, de modo que podamos casi hackear el sistema nervioso para inducir la calma”, dice la periodista científica Caroline Williams, autora del nuevo libro Inner Sense: How the New Science of Interoception Can Transform Your Health, quien recomienda trabajar en “hacerse amigx de tu cuerpo” mediante la meditación centrada en la respiración y el movimiento consciente como el pilates, el yoga y el tai chi. Al hablar con expertos para este artículo, me di cuenta de que yo también había practicado la interocepción sin saberlo. En una sesión reciente, mi terapeuta me animó a “anclarme” cuando sentía que mi niñx interior tenía miedo. Me aconsejó cerrar los ojos, enfocarme en mi respiración y colocar mi mano dominante sobre el pecho, donde mi corazón palpitaba bajo la piel. “Inhala por la nariz”, dijo en voz baja. “Y exhala por la boca”. Más tarde supe que este ejercicio era una forma de desarrollar mi propia conciencia interoceptiva.
Tipos de señales interoceptivas
Hay tres tipos principales de señales interoceptivas: las inconscientes —el ritmo cardíaco y la respiración, por ejemplo, que suceden la mayor parte del tiempo sin que nos demos cuenta—; las conscientes —a las que se puede acceder mediante entrenamiento, como la sed, el hambre o la ansiedad—; y las corazonadas, que son difíciles de localizar en una parte específica del cuerpo pero que de todos modos nos afectan. “Estas incluyen cosas como cuánta energía tienes, si sientes que tienes suficiente para hacer lo que necesitas, si te sientes capaz hoy, con confianza, o si estás algo nerviosx y no sabes por qué”, explica Williams, añadiendo que las señales interoceptivas son importantes porque afectan cómo te sientes, lo que estás motivadx a hacer, cómo piensas y las decisiones que tomas, aunque no se pueden cuantificar fácilmente. Y aunque hemos hablado durante años de “corazonadas” para describir una sensación de intuición, mucha gente no se da cuenta de que están fundamentadas en la ciencia, y es ahí donde entra la interocepción.
Respiración y conexión cuerpo-mente
Los ejercicios de respiración son una parte clave para desarrollar la conciencia interoceptiva, aunque la diferencia fundamental entre la respiración enfocada al bienestar y la respiración interoceptiva es que esta última pide que apliques críticamente las señales de tu cuerpo al conocimiento que tienes de lo que ocurre a tu alrededor. Rob Rea, especialista en respiración, ha notado un gran aumento de clientes que acuden a él por problemas que ha tratado ayudándoles a sintonizar mejor con su cuerpo. Me cuenta sobre una clienta que es bailarina principal del Royal Opera House. “Antes de actuar, a veces hacemos una videollamada y me dice que está en modo de estrés”, explica Rea. “Mi trabajo es regular su sistema nervioso. Le pido que mire alrededor de la habitación y me diga qué ve, qué lleva puesto, qué colores puede ver. Esto se llama experiencia somática, que utiliza la interocepción para ganar conciencia e información sobre lo que realmente está ocurriendo en el cuerpo”. Luego le pide que diga qué puede oír y sentir, y dónde se manifiestan esas sensaciones en su cuerpo. “Puede parecer una pérdida de tiempo cuando la gente cierra los ojos”, dice Rea. “Pero solo al ponerte en contacto con lo que tu cuerpo te dice puedes escucharlo de verdad”.

Recientemente compartí una experiencia traumática de mi infancia con mi terapeuta; su respuesta, como la de Rea, fue preguntarme cómo me sentía y dónde se manifestaba ese sentimiento en el cuerpo. Al localizar esa emoción —que identificamos como miedo y vergüenza— pude procesarla mejor, sin activarme. El ejercicio fue una forma de mejorar mi capacidad interoceptiva. Más tarde ese día, al pensar en lo vivido de niñx y sentir que mi corazón se aceleraba y el estómago se me hundía, me senté, cerré los ojos y permití que mi cuerpo metabolizara las emociones que se manifestaban en mi plexo solar. Me sentí más en control durante un momento que, de otro modo, me habría abrumado.
Identificar emociones y gestionarlas
Una mejor conciencia interoceptiva puede tener un impacto transformador en el bienestar de una persona. Una investigación de 2013 encontró que una buena percepción interoceptiva era lo que permitía a las personas “intuitivas” —quienes comen en respuesta a señales físicas y no emocionales— mantener un peso saludable. “Eso es realmente importante hoy en día, porque vivimos en la era de las selfies en el gimnasio, y la juventud trata de alcanzar estándares corporales poco realistas”, dice Williams. “Pero si sientes más tu cuerpo desde dentro, te gustas más. Tienes menos problemas de imagen corporal”. Otro estudio de 2021 descubrió que entrenar a personas autistas para que fueran más conscientes de su ritmo cardíaco redujo significativamente sus niveles de estrés. Tras seis sesiones, el 31% de ellxs se recuperó completamente de su ansiedad, comparado con solo el 16% del grupo de control. La interocepción también ha ayudado a entender por qué el ejercicio físico puede aliviar síntomas de depresión: cuanto más en forma estás, más activo es tu corazón y más en sintonía estás con músculos y órganos. “Las personas muy sedentarias pueden tener problemas para sintonizar con sus sentidos interoceptivos porque no han experimentado el aumento de su frecuencia cardíaca y respiratoria —puede que no entiendan que eso es completamente normal y saludable”, añade Williams.
Tener conciencia interoceptiva es más difícil de lo que parece. Nuestra creciente dependencia de dispositivos digitales también ha afectado esta capacidad. “El ecosistema digital está diseñado para mantenernos en línea y darnos descargas instantáneas de dopamina”, advierte Rea. “Estamos enfrentándonos a una bestia muy poderosa que entrena a nuestros cerebros para cambiar de foco cada 8 o 9 segundos. Eso es un cambio enorme en cómo funciona nuestra atención, así que una gran parte de la interocepción es entrenarse para enfocarse y prestar atención a lo que está pasando en el cuerpo”.
Es algo que recuerdo la próxima vez que tomo el teléfono y empiezo a hacer doomscrolling. Mientras la pantalla se desliza por videos de baile, cocina y lavados de cabello, me detengo un minuto para identificar esa nebulosa tristeza dentro de mí, y dónde se encuentra en mi cuerpo. Me quedo en esa tristeza y respiro profundo, tal como mi terapeuta me enseñó, y siento físicamente un cambio. Cuanto más lo hago, más en sintonía me siento con mi cuerpo y, en última instancia, más en control.
Aunque la frase “escucha a tu cuerpo” ha sido repetida durante la era del bienestar, ahora tiene más peso —y respaldo científico— que nunca. La interocepción es ese sexto sentido que todxs podríamos aprovechar más. Después de todo, cada cuerpo tiene algo que decir. Solo se trata de sintonizar con intención para poder escucharlo y entenderlo con claridad.
Este artículo se publicó por primera vez en ELLE UK .