Estoy en duelo de tantas cosas. De la vida que vivía, de mi gente, de mis lattes postrun, de mis corridas 6:00 am, de mis montañas, de mis desayunos con muchos panes calientes. Pero mi duelo más fuerte es a mis rituales, les llamaría rutinas, porque son básicamente eso, pero sinceramente significan más. Son mis trámites de paz. Y me quedé sin ninguno. De un día a otro. Siento que cortamos y quedamos fatal. Bloqueamos números y nos fuimos sin darnos las gracias ni desearnos lo mejor. O sea fue cortón de esos incómodos. Y eso no está padre.
¿Correr en tiempos de COVID?, híjoles. Delicadísimo el tema.
El otro día me enseñaron un video en el que decía que aún habiendo conquistado la luna, no sabemos, no entendemos y no tenemos cura aún para esta pandemia. Que estaba bien, que a veces un poco de vulnerabilidad y un sentón nos haría redirigir y darle significado a lo que llamamos “vida”. Y con la misma filosofía intento tocar este tema. NO SÉ, NADIE EN ESTE PLANETA TIERRA SABE SI ESTÁ BIEN CORRER O NO. Hay mil posturas, millones de teorías de cómo hacerlo, tan estrictas como podamos pensarlas y ni así existe algún ser humano en el sistema solar que pueda decirles si están bien o no. Hay que ser empáticos también con el sentimiento de desconocer la respuesta que todos queremos tener. Hay que tener la madurez de respetar las creencias y posturas de cada ser humano. Porque les repito: ninguno de ustedes, ninguno de nosotros tenemos la respuesta correcta. Y todos lo sabemos en el fondo. Ahora, correr en el famoso "social distancing" run, NO ES LO MÍO. Podríamos decir que no sé estar sola, pero más que no saberlo, prefiero no estarlo. Mi correr tiene dos funciones en mi vida: La primera, correr con la gente que más disfruto todos los días, en una hora en la que a veces pienso solo nosotros estamos despiertos en el mundo. Tener el mundo para nosotros solos era bonito, ahorita, no lo es tanto. Y la segunda como uso terapéutico, pero en estos momentos mi solorun no tiene el mismo efecto que tenía antes. No estoy logrando tener las platicas que tenía conmigo misma. Porque ahora tengo mucho tiempo para pensar en muchas cosas que antes pensaba corriendo y ahí me agarraba a putazos conmigo misma o la pasábamos bomba. Pero era mi elección, mi free time. Hoy, mi cuerpo está más preocupado por esquivar a gente y mantener la distancia adecuada y no pisar “coronavirus” , que por ver el sol cuando sale. Ya tampoco veo foquitos, no corro con música, no bailo corriendo y ya no me río mientras corro. Y lo extraño. No quiero tenerle miedo a mi correr. Y ahorita le tengo.