Las colecciones crucero tienden a ser uno de los momentos más esperados del calendario de la moda anual; y es que, además de brindarnos colecciones nuevas en medio de las semanas de la moda y presentar las tendencias veraniegas que reinarán la temporada, suelen ser las más emocionantes por la inspiración detrás de los diseños, sus colaboraciones y, por supuesto, sus destinos y locaciones. Este año, Louis Vuitton cerró la temporada Cruise y, como era de esperarse, lo hizo con broche de oro al viajar a Barcelona, en donde le rindió tributo al arquitecto más reconocido de España: Antoni Gaudí (sí, el mismo que comenzó la construcción de la Sagrada Familia).
Louis Vuitton presenta en Barcelona y rinde homenaje a Gaudí
De la mano de su director creativo, Nicolas Ghesquière, Louis Vuitton Crucero 2025 tuvo lugar en la ciudad de Barcelona, teniendo como ubicación el icónico Parque Güell. Esta obra maestra arquitectónica, creada por Antoni Gaudí a inicios del siglo XX, sirve como jardín público y sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Fue elegido por la Maison como una oda al espíritu del arquitecto y sus similitudes con Louis Vuitton; las cuales, por cierto, también resuenan con los valores de Ghesquière.
Recordemos que la arquitectura ha sido durante mucho tiempo un punto de inspiración para el diseñador. De hecho, una de sus colecciones más memorables fue cuando tomó prestadas la forma y los colores del Museo de Arte Contemporáneo de Niterói de Oscar Niemeyer, que sirvió de telón de fondo para su colección Crucero 2017 en Río de Janeiro.
La colección en sí es una celebración de la visión arquitectónica escultural de Gaudí; lo que da como resultado curvas suaves pero pronunciadas, que se ven en tops abombados, elegantes piezas con estilo de reloj de arena y drapeados fluidos.
Sin embargo, la línea también rinde homenaje a todo el patrimonio cultural de España, complementado con la elegancia y los códigos característicos de la Maison. Capta los colores españoles, la intensidad de sus expresiones artísticas y la clásica combinación de elementos claros y oscuros.
También celebra la pasión por de los españoles por el arte dramático (con piezas diseñadas en encaje) y su amor por la tradición, como la danza flamenca representada en los diseños repletos de lunares.
Desde luego, tampoco olvida los códigos clásicos de Ghesquière, como su afición por la silueta (que vemos en las hombreras, las faltas de corte pronunciado y los cuellos de gran tamaño), su toque futurista (presentes en los lentes de sol reflectantes) y las faldas burbuja.
Esta fusión da como resultado una colección clásica pero que, a la vez, no deja de ser contemporánea y perfecta para protagonizar un guardarropa para las vacaciones.