Además del chocolate y queso, sus montañas nevadas, bancos y la sede de la ONU , Suiza es famosa por su monopolio de la industria relojera. Un reloj que dice “Swiss made” es garantía de calidad de savoir-faire, complejidad y precisión. Desde hace siglos, este país es conocido por sus relojes, pero no siempre fue así; cuando se inventó el reloj mecánico en 1360, Suiza no era sinónimo de relojería.
La relojería comenzó en Suiza cuando los refugiados hugonotes (un grupo religioso francés del protestantismo calvinista) llevaron a Ginebra la fabricación de relojes portátiles en la segunda mitad del siglo XVI. En aquella época, Ginebra , la ciudad natal del teólogo Juan Calvino, estaba pasando por un verdadero auge durante la Reforma protestante calvinista liderada por el pastor cristiano.