Después de 37 años, Véronique Nichanian deja Hermès

Alejada de la atención mediática, Nichanian nunca necesitó el ruido de las tendencias para imponer su visión. “Yo soy mi propio archivo”, declaró recientemente a GQ , subrayando su rechazo a mirar atrás. Su enfoque, guiado por la intuición y la constancia, dio forma a un guardarropa donde los detalles son tan íntimos como un bolsillo de cordero oculto o un forro de seda inesperado. En tiempos de rotación constante de directores creativos, su permanencia fue un raro acto de lealtad mutua entre diseñadora y Maison.

Sin embargo, la salida de Véronique no se percibe como un final abrupto, sino como una conclusión natural. “Todas las cosas buenas tienen un fin”, reconoció en su entrevista con Le Figaro, manteniendo el tono sereno que la caracteriza. La Maison aún no ha revelado el nombre de su sucesor o sucesora, pero el legado de Nichanian será un punto de referencia para quien tome su relevo: una lección de consistencia, elegancia y humanidad.

En un sector que pone la novedad por encima de la continuidad, Véronique Nichanian nos deja con un mensaje tan calmdo como poderoso: la moda puede ser moderna sin ser efímera. Su salida de Hermès no borra su huella; sino que la escribe en los libros de historia de la moda como una diseñador constante que transformó la ropa masculina en lenguaje de lujo y sofisticación.