Cuando se trata de lograr un maquillaje perfeccionado con efecto Photoshop, las esponjas son esenciales. Sí, al principio son raras y parecen innecesarias, pero en realidad ayudan a evitar las líneas y las marcas sobre la base (¡también evitan que tu maquillaje se haga cakey!). Así que, te dejamos las reglas infalibles para usarlas.
Guía para maquillarte con esponja: aprende a usarla como una profesional
1. Humedécela
Sí, suena raro pero es la clave del éxito. Humedece la esponja con agua, una bruma facial o un spray fijador pero no abuses; no tiene que estar mojada, solo ligeramente húmeda. Esto ayuda a suavizar la textura de la esponja y por ende evitar que marque líneas e irregularidades en la base.
2. No abuses con el producto
Al igual que en el paso anterior, menos es más. La esponja absorbe mucho menos producto que las brochas, por eso necesitas aplicar menos base y corrector de lo que acostumbras. Una menor cantidad también ayudará a que consigas un look muy natural sin comprometer la cobertura.
3. Úsala con pequeños golpes / Jamás la arrastres
Para depositar el producto sobre tu piel, necesitas hacer pequeños golpes. Este tipo de movimiento permite aplicar la base de forma uniforme y natural. Jamás arrastres la esponja sobre la piel, ya que puedes levantar la base. También se puede aplicar primero la base con los dedos y después retocar con la esponja, siempre y cuando sea con los pequeños golpes.
4. Aprovecha su forma
Notarás que algunas partes de su superficie son mucho más amplias que otras; hay que sacarle provecho. Utiliza la parte mas amplia para difuminar uniformemente la base y la punta /esquina para retocar zonas complicadas como el contorno de ojos y la nariz. Al principio puede que se te complique un poco, pero una vez le agarres la onda amarás la precisión que te da la forma.
5. Límpiala (y sécala) bien
Al igual que con las brochas , tienes que limpiar las esponjas seguido para evitar que acumulen bacterias y suciedad, idealmente límpiala después de cada uso. Te recomendamos sumergirla un ratito en agua con jabón (no mucho) y enjuagar varias veces hasta que la puedas exprimir y el agua salga limpia. Por último, seca súper-bien la esponja para eliminar la humedad que provoca bacterias y hongos. Idealmente, déjala secar en un espacio bien ventilado pero no directo al sol.