1. Humedécela
Sí, suena raro pero es la clave del éxito. Humedece la esponja con agua, una bruma facial o un spray fijador pero no abuses; no tiene que estar mojada, solo ligeramente húmeda. Esto ayuda a suavizar la textura de la esponja y por ende evitar que marque líneas e irregularidades en la base.

2. No abuses con el producto
Al igual que en el paso anterior, menos es más. La esponja absorbe mucho menos producto que las brochas, por eso necesitas aplicar menos base y corrector de lo que acostumbras. Una menor cantidad también ayudará a que consigas un look muy natural sin comprometer la cobertura.
