El Color del Año 2026 de Pantone no es neón, no es un tono joya y ni siquiera es un color que muchas personas considerarían "un color". Se trata de PANTONE 11-4201 Cloud Dancer, un blanco suave y vaporoso que el equipo de color de Pantone eligió porque, francamente, el mundo está exhausto. "Buscamos un respiro, buscamos alivio; hay una desconexión emocional, una sobrestimulación visual,” explica Laurie Pressman, vicepresidenta del Pantone Color Institute. "Solo queremos dar un paso atrás".
El Color del Año 2026 de Pantone es blanco y se llama Cloud Dancer
El equipo de Pantone le explica a ELLE US por qué.
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Aparentemente, Cloud Dancer es la respuesta visual a ese agotamiento colectivo. Leatrice Eiseman, directora ejecutiva del Pantone Color Institute, lo describe como “un color etéreo que se siente como un soplo de aire fresco”, y como "un símbolo de calma en una sociedad frenética… el valor de la consideración pausada y la reflexión silenciosa". La pandemia aceleró todo—la tecnología, el trabajo remoto, el ruido digital constante—y la gente aún intenta descifrar qué viene después. “¿Dónde queremos estar con nuestras vidas? Empezamos a hacernos esas preguntas durante la COVID. ¿Es aquí donde quiero estar? ¿Es esta la persona con la que quiero vivir? ¿Es este el tipo de trabajo que quiero hacer?”, dice Pressman. “Esas preguntas se han vuelto aún más cruciales en este momento.”
El proceso de selección de Pantone siempre ha consistido en leer la cultura como si fuera un lenguaje. Desde 1999, el equipo internacional del instituto—o “antropólogos del color”, como los llama Pressman—ha seguido influencias de la moda, interiores, arte, cine, viajes e incluso geopolítica, destilándolas en un solo tono que capture el espíritu del momento. “Es un equipo global observando todo lo que está pasando en el mundo”, explica Pressman. El nombre del color es igual de importante. “Ayuda a transmitir la emoción”, afirma. “La gente debe entender de inmediato de qué trata el mensaje.” Cloud Dancer lo logra: un nombre que sugiere altitud, ligereza y una perspectiva por encima del caos.
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En interiores, Eiseman describe a Cloud Dancer como un tono que crea espacios “donde la función y la sensación se entrelazan para construir atmósferas de serenidad y amplitud”, con la textura como protagonista: formas redondeadas en los muebles, telas mullidas, baños tipo spa y dormitorios aireados que invitan a relajarse. Llama al efecto “minimalista, pero no austero”, especialmente cuando se combina con materiales táctiles que evitan un look clínico.
La moda, en cambio, demuestra todo el potencial de Cloud Dancer: Eiseman menciona “siluetas acolchadas y volúmenes envolventes” que abrigan sin pesar, al tiempo que organzas y chiffones “diáfanos, ligeros y fluidos” se mueven con libertad. El tono aparece en todo, desde la omnipresente zapatilla blanca hasta lo que Eiseman denomina “elegancia cómoda”: piezas que se sienten “despreocupadas, sencillas, discretas, sobrias y, aun así, con un aire de frescura.” En belleza, el color se traduce en uñas blancas modernas y pulidas, así como tonos de cabello que varían de claros a más profundos.
El equipo de Pantone sabe que no todos lo entenderán de inmediato. Pressman recuerda elecciones pasadas que generaron dudas antes de volverse omnipresentes (cof, el Tangerine Tango de 2012), y tiene plena confianza en que Cloud Dancer seguirá el mismo camino. El nombre, por sí solo, ya hace gran parte del trabajo: es difícil resistirse a la idea de elevarse por encima de todo, aunque sea por un instante.
Este artículo fue publicado por primera vez en ELLE US .
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