El 10 de septiembre, en una soleada Barcelona y en el edificio de la antigua central térmica —restaurado como un hub creativo—, Desigual tomó las instalaciones para presentar su colección FW25. Una cita muy especial, pues marcó el lanzamiento de su nueva línea Desigual Studio, una propuesta de moda elevada y de calidad pensada para sus clientas, que representa un nuevo desafío para la marca. El desfile fue una celebración de sus raíces y de la ciudad. Contó con invitados muy cercanos a la casa, como el editor Edward Enninful, Becky G, Lila Moss, Nicki Nicole, Paris Jackson y Ester Expósito.
Desigual Studio hace su debut en Barcelona con Becky G y Lila Moss en primera fila


Como en El mago de Oz, al entrar al espacio podías seguir el camino amarillo, rodeado de piedras y con vista al mar, hasta llegar a un lienzo de manta extendido en el piso, donde en pocos minutos comenzaría el desfile.
La colección abrió con los looks más sólidos en cuanto a styling: bufandas extralargas, cinturones sobre prendas, aretes grandes y alargados, botas oversized, y sudaderas coronadas con varios gorros superpuestos. La propuesta cerró con conjuntos llenos de maestría, donde cada pieza demostraba un dominio técnico: desde el patronaje y los materiales como cashmere y piel hasta las técnicas textiles.
El objetivo fue claro: crear una colección de calidad que ofrezca a sus clientas no solo prendas, sino looks completos.

La colección estuvo inspirada en Barcelona y en la dualidad que define a la ciudad: las montañas y el mar. De ahí que la paleta cromática oscile entre tonos cafés y azules. Las siluetas, por su parte, toman como punto de partida el archivo de la marca, reinterpretando clásicos como su chamarra de mezclilla hecha con upcycling, que ahora aparece en piel. De hecho, esta línea premium incorpora por primera vez piezas de cuero.
Todos estos elementos no solo hacen referencia a esa ambivalencia geográfica, sino también a las personas que habitan la ciudad: contemporáneas y atrevidas. El resultado es una colección refrescante gracias a la variedad de piezas en distintos formatos, desde detalles pequeños como los cuellos tejidos en punto, hasta propuestas más llamativas como los pantalones cargo con alambre para moldearlos al gusto.
Además, el cierre se sintió especialmente emotivo: una invitación a experimentar la ciudad y la marca en todas sus formas, acompañado por la canción Born Slippy de Underworld y una lluvia amarilla de confeti. Fue un aplauso simbólico a todas las personas detrás que hicieron esto posible.
