Gucci regresa a sus orígenes florentinos para Cruise 2026

Para esta ocasión especial, un hiatus que permite recalibrar la visión creativa y reencontrarse con la esencia de lo que verdaderamente es Gucci, la marca eligió el Palazzo Settimanni, un edificio del siglo XV que alberga los archivos Gucci. Este recinto es una máquina del tiempo que ha sido testigo de los cambios generaciones de la marca, representados en esta nueva colección que juega con los glamorosos códigos maximalistas de Gucci.

Todo se trata de Florencia, el epicentro del florecimiento de Italia y el Renacimiento. Desde la Edad Media, la ciudad jugó un rol clave en la producción textil de opulentos brocados, jacquards, sedas y terciopelos, que conjugados con encajes, strass y bordados constituyeron la moda Florentina, y por consecuencia, del estilo Gucci. El monograma GG no pudo faltar, que se reinventa con un estilo gráfico de la G alargada en cinturones y zapatos.

La silueta recuerda a los años 80 por sus hombros estructurados y oversized, pero también a la década de los 60 por su línea larga y esbelta. Los artículos de cuero, la razón de ser de Gucci en la ciudad de Florencia, se inspiran directamente de los archivos, como el diseño Half Horsebit y el bolso tipo neceser. El nuevo bolso Gucci Giglio es un homenaje a la ciudad porque giglio (lirio en italiano) es el símbolo de la ciudad.

La tradición de la artesanía de Gucci se lleva aún más lejos con una nueva colección de alta joyería creada en colaboración con Pomellato (otra marca italiana también propiedad de Kering) y bautizada “Monili”. Inspirándose en los diseños de archivo de 1984 de la marca de joyería milanesa; elementos coño el cuero, el oro y el pavés de diamantes se unen en un collar y un minaudière (clutc) que se presentan en el desfile solo fueron posibles gracias a la historia y maestría de ambas marcas italianas.