En 1985, durante una cena de gala en un hotel en Australia, la princesa Diana usó un vestido azul de un hombro con un moño que complementó con la icónica gargantilla, el accesorio se robó las miradas porque la princesa le dio un giro inesperado pues no la llevó como collar, se la puso como diadema al estilo Belipop en los 2000.

De acuerdo con la experta en realeza, Debora Attanasio, en cuanto la reina Isabel vio que Diana la había usado como diadema se molestó mucho. Según la biógrafa Kitty Kelly, Lady Di la llevó así por accidente. Supuestamente, se le hizo tarde y por las prisas intentó colocarse la gargantilla por la cabeza pero se le atoró en la nariz y el diplomático Victor Chapman, quien se encontraba con ella en ese momento la convenció de dejársela a la altura de la frente.