Antes de la pandemia, ir de shopping era como una terapia de relajación de distracción. Durante los meses de confinamiento, esto se volvió más un escape a todo lo que estaba sucediendo alrededor del mundo. Momentos en los que creíamos que esa era la única manera de mantenernos en calma y adquirir todo lo que nos hacía falta al no poder salir de casa.
Con el paso del tiempo, las compras en línea se volvieron parte de nuestra rutina y, sin darnos cuenta, habíamos reemplazado esas visitas al centro comercial o tiendas físicas por la comodidad (y seguridad) de hacer todo desde casa.