Detrás de la silueta
El patronaje indígena es geométrico por la forma de sus textiles, que tienen origen en el telar de cintura (más adelante, también se utilizó el telar de pedal). Esta técnica da como resultado páneles rectangulares y cuadrados que se unen por medio de puntadas hechas a mano para crear la pieza final. “No llevan cierres ni botones, sino que los lienzos se van amoldando a la silueta y al cuerpo a través de amarres, y las piezas se van adaptando a la identidad de cada cultura por medio de colores, la disposición de los lienzos, la iconografía y la técnica artesanal”, explica Guillermo Jester. El principio de sumergir al cuerpo en un cuadro le da un carácter primitivo a la indumentaria que evoluciona a partir del sincretismo, de acuerdo con Cancino. “Por un lado, tenemos los textiles milenarios, y por otro, viene la moda colonial. A partir de la introducción de los textiles prefabricados surge el folclore”. Sin embargo, las culturas mesoamericanas no son las únicas sociedades en inspirar su indumentaria en la geometría. Carla Fernández señala la interesante similitud con el Antiguo Oriente: “No había tijeras ni corte, por eso vienen de la unión de lienzos como en el kimono o el sari, y así se obtienen siluetas geométricas. Existe una influencia de los pueblos originarios”. En cuanto a los bordados, brocados y patrones ornamentales, también se sigue una lógica matemática cargada de precisión. Carmen Rion señala la complejidad del trabajo en los diseños geométricos que se forman gracias a la abstracción del orden horizontal y vertical de los tejidos.
