No es un secreto para nadie la obsesión que despiertan los bolsos, carteras y cualquier otra prenda impregnada por esta casa de origen francés. Lo exquisito de sus diseños, la sutileza de sus formas y la fuerza que habita en todo lo que crean, se ha convertido en un sello fácil de identificar desde 1948, cuando París veía nacer a un gigante del mundo de la marroquinería. De su colección de bolsos se extraen los elementos más emblemáticos, vertidos en cuatro pilares que conforman la colección de gafas, maneras distintas de ver el mundo. La feminidad se distingue en cada centímetro, sumando colores vibrantes e innovadores trazos.
Al ser tan emblemática, Le Pliage tenía que ser parte de la colección. Piezas con aplicaciones de color, siluetas sencillas mostrando feminidad y el logo protagonizando. Toma reminiscencias de la paleta de bolsos de la familia, el icónico cuero curtido y el arte del origami. Otra línea creativa es Herencia, de contornos estructurados, aplicaciones de piel artesanal y detalles metálicos, deja ver su alma siempre ávida de nuevos horizontes. Roseau, la estrella de la campaña 2018, toma su identidad del metal que hay en su diseño, así como el bambú en las bisagras. Un símbolo de autenticidad que termina por seducir. Paris Premier cierra el cuarteto, son una indudable expresión de lujo que toma a la ciudad natal de Longchamp como musa, agregando bisagras que recuerdan el estribo de caballo y frentes sólidos de acetato. “La categoría Eyewear es el complemento lógico de la marca. Las gafas son el elemento que faltaba para mejorar nuestra cartera de productos, así como la línea de ropa para la mujer Longchamp”, describe el director ejecutivo, Jean Cassegrain. Cada pieza representa un homenaje a la elegancia tan característica de Longchamp, un legado que celebra la excelencia como única opción frente a la vida.