Florencia es una de esas ciudades en las que el tiempo colisiona en una mezcla de pasado y presente que coexisten mágicamente. Basta doblar una esquina, voltear hacia arriba y ver el detalle en sus edificios o cruzar una plaza para sentir cómo las huellas del Renacimiento se mezclan con la vida cotidiana, creando una atmósfera suspendida entre el arte y la admiración. En ese espíritu se encuentra el Hotel Savoy, un espacio que ha latido en el corazón de la ciudad desde 1893 y en donde viajeros, artistas y florentinos han coincidido durante más de un siglo. Hoy, convertido en uno de los grandes tesoros de Rocco Forte Hotels, el Savoy reafirma su vigencia gracias a la renovación de dos de sus espacios más emblemáticos: el restaurante Irene y el recién inaugurado Bar Artemisia.
Florencia tiene un nuevo must: comer increíble y brindar aún mejor
Entrar al Savoy desde la concurrida Piazza della Repubblica, descubre un lugar donde es fácil relajarse, una invitación a bajar el ritmo y tomar un descanso. En Irene, la luz natural ilumina los paneles de nogal y los mármoles en blanco y negro, mientras las telas de Loro Piana y los asientos de Cinelli te hacen sentir en la intimidad de una residencia florentina. Este restaurante es un homenaje a Lady Forte, madre de Sir Rocco Forte, y a su filosofía culinaria: platos sencillos, auténticos y preparados con elegancia. Bajo la visión del chef Fulvio Pierangelini, cada receta es una postal de la Toscana con ingredientes de temporada y la intención de convertir cada comida en un momento para recordar. Ya sea en el salón o en la terraza con vistas a la Piazza della Repubblica, Irene es ese lugar donde la conversación fluye, el tiempo se alarga y las relaciones se estrechan.
Pero si te adentras unos pasos más allá, encontrarás el Bar Artemisia, que espera como un pequeño punto de encuentro dedicado al arte. Nombrado en honor a Artemisia Gentileschi, la gran pintora barroca que desafió a su tiempo, el bar evoca su espíritu rebelde y sensible. Las paredes parecen transformarse en frescos, la luz dramática dialoga con las sombras, casi un guiño a Caravaggio, y la barra, tallada en madera noble, se convierte en el centro del espacio alrededor del cual todo sucede. Aquí, la mixología tambie´n es una forma de arte: cócteles envejecidos en cuero, infusiones de vino, notas inesperadas de trufa… Cada bebida es una historia en sí misma, creada por Salvatore Calabrese y Federico Pavan para reinterpretar el aperitivo florentino.
Desde un café por la mañana mirando la vida pasar en la piazza, hasta una cena íntima en Irene o un cóctel en Artemisia, El Savoy es una parada obligada en tu próxima visita a Florencia. Y si quieres hacer aún más prolongada tu visita, el hotel cuenta con 79 habitaciones y suites diseñadas por Olga Polizzi con vistas a la cúpula de Brunelleschi o al Ponte Vecchio.
Porque en Florencia hay lugares donde el tiempo se detiene, el Hotel Savoy es uno de ellos.