La marca destilera de lujo, Clase Azul, se ha consolidado como un verdadero ícono de México en el extranjero por sus destilados de primera calidad. Además, uno de sus grandes atractivo, sobre todo para aquellos fanáticos del arte y coleccionistas, son sus preciosas licoreras. Desde su hermosa botella en azul medianoche , creada para festejar su 25º aniversario, hasta su última edición especial inspirada en el Día de Muertos, la marca mexicana es un símbolo de alta artesanía. Hoy, presentan un integrante más de su familia de mezcales que, no solo pretende ser el nuevo ícono de la marca; sino que también entra en la lista de deseos de cualquier coleccionista y conocedor de bebidas espirituosas: Clase Azul Mezcal San Luis Potosí.
¿Qué hay detrás de la nueva licorera de mezcal Clase Azul?
Un nuevo objeto de deseo para todos los coleccionistas amantes de la licorería mexicana.
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Para esta nueva licorera (la cual se une a los otros dos mezcales de la marca, Clase Azul Mezcal Durango y Clase Azul Mezcal Guerrero) Clase Azul le rinde homenaje a los huachichiles, nómadas de los paisajes desérticos de San Luis Potosí. Traducido del náhuatl, su nombre significa “cabezas pintadas de rojo”, por lo que no es una sorpresa que la botella esté diseñada en este poderoso color.
Sin embargo, este no es el único detalle que le rinde tributo a la región. En la parte baja de la pieza, encontramos un par de grabados que representan las planicies y montañas a las que los huachichiles llamaban hogar, junto a los agaves verdes y el pinzón rojo, un ave venerado en su tribu que, a su vez, es un símbolo de nuestro país.
Por su parte, el tapón está hecho a mano por aretesanos mexicanos empleando una técnica de aplicado de estambre de colores. Esta delicada obra de arte representa al pinzón rojo, el cual sobrevuela por las montañas y valles desérticos por los que el pueblo huachichil peregrinaba bajo una noche estrellada.
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Pero hablemos del sabor. Clase Azul Mezcal San Luis Potosí se produce a partir del agave verde, una variedad de agave nativa de las laderas y planicies semidesérticas de Estación Ipiña en el estado mexicano, criado a una elevación de unos 2,000 metros sobre el nivel del mar.
Nace de tres procesos regionales tradicionales que incluyen cocción al vapor en hornos abovedados de mampostería, molienda con molino chileno y una doble destilación en alambiques hechos con cobre. Presenta notas aromáticas de agave cocido, caramelo, chile verde, frutos dulces, pasto recién cortado y flores silvestres, así como una combinación herbal con matices de caramelo, cáscara de lima y clavo con un retrogusto mineral y especiado.
Encuentra su versión de 1 litro en las licoreras seleccionadas a un precio de $7,100 MXN. Créeme, no puedes perder la oportunidad de probarlo. *Guiño*
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