Cuando terminamos una relación tenemos esa idea de ser el ex “perfecto”, el que no está ardido, el que es too cool for school y al que la ruptura no le afecta. Pero seamos honestos, una decisión así, haya sido tomada por nosotros, por la otra persona o en conjunto, siempre será difícil. Te obligará a replantearte un sinfín de cosas, desde tu rutina, hasta cuestionarte si sí irán juntos a ese concierto que tanto habían planeado (cries in Bad Bunny).
Hablando en términos de un noviazgo que no acabó como esperabas, especialmente cuando tú no fuiste el que tuvo la iniciativa de terminar las cosas, te invade una frustración e impotencia enorme porque te quitaron ese derecho a decidir, y ya sea por orgullo o por la presión de la sociedad, buscamos aparentar que no nos afectó, que estamos perfectos y listos para dar el siguiente paso.