Aceptémoslo, Instagram está lleno de filtros y retoques que simulan una vida perfectamente editada. De ahí que Noruega está luchando por acabar con los estándares de belleza poco realistas que vemos en redes sociales. Esto en un esfuerzo por frenar la dismorfia corporal en el país. Lo más directo con la dismorfia son los filtros que existen para las historias, pero también influyen los abs que se marcan con Photoshop y la decena de retoques que muchos se hacen antes de subir la foto.
En Noruega, las enmiendas a la Ley de marketing de 2009 prohíben que personas influyentes o influencers, compartan fotos retocadas de su cuerpo en publicaciones promocionales en las redes sociales, sin reconocer e indicar que la imagen ha sido editada. Para muchos, estaa ley es un paso bienvenido en la dirección correcta.