Recuerdo que durante mi adolescencia buscaba en películas y series historias de amor LGBTQ+ con las cuáles sentirme identificado. El resultado era un montón de cine independiente y fragmentos de series extranjeras que encontraba con dificultad en YouTube. El estreno más comercial del que tengo memoria en aquellos años fue Brokeback Mountain, pero al igual que el cine de autor gay que consumía, la trama siempre giraba en torno al rechazo, la lucha interna, lo prohibido y un inevitable desenlace trágico. Es por eso que el otro día me topé con un meme que atravesó directo en mi nostalgia juvenil. En la imagen se veía una pantalla de Netflix en donde una de las categorías se llamaba “Las películas coming of age con las que no creciste y hubieras deseado”, entre ellas estaban títulos como Love Simon, Alex Strangelove o Handsome Devil, películas de amor adolescente donde los protagonistas no sufren un destino doloroso, y sí, el sentimiento agridulce que describía el meme era real.
Gen Z: la generación más queer... o la más libre de amar (¡y qué envidia!)
Por un lado pensé “¿por qué no pude tener esto cuando crecí?” Por el otro, me sentí profundamente feliz del mensaje que han recibido las nuevas generaciones. Estas películas simbolizan mucho más que un chick flick de temática LGBT, son una validación a todas las identidades y sexualidades disidentes, otra manera de decir que está bien ser quién eres y amar a quién amas, que no tienes que pasar los mejores años de juventud encerrado en ningún clóset y que tienes derecho a un final feliz. Reconocerte en ellas no solo es autoformativo, sino que resulta educativo también para quienes te rodean y a veces es más fácil expresar el momento que estás viviendo a través de estas narrativas. Conozco un chico que a sus 16 años llevó a sus papás al cine a ver Call Me By Your Name para, al finalizar la película, poder decirles “soy gay y todo esto que vieron, yo lo siento”.
En México, las uniones civiles entre parejas del mismo sexo se hicieron posibles en CDMX y Coahuila en 2007 y desde 2010, se validó el matrimonio igualitario en la capital del país. Desde entonces hasta hoy, son 20 estados los que lo avalan y en el resto, es posible a través de un amparo. Los miembros de la generación Z más grandes, tenían 7 años cuando todo esto empezó a suceder, así que prácticamente no conocen una adultez en donde el derecho a contraer matrimonio sin ser discriminado no exista. Esto no quiere decir que la lucha por los derechos igualitarios en los estados que aún no los reconocen ha terminado. Sin embargo, nos ayuda a entender el porqué la nueva generación ha logrado crecer con menos tabúes alrededor de su sexualidad.
Otra de las características principales de la generación Z es que han nacido en la digitalización y con un nivel superior de acceso a la información. Los ídolos del internet -YouTubers, TikTokers, Instagramers e influencers- hablan abiertamente sobre identidad y orientación sexual, ayudando a adelgazar la capa de estigmatizción que solía acompañar a estos temas en el pasado. La salud mental es otro de los asuntos que se ha priorizado en los últimos años y hoy sabemos que obligar a alguien a esconderse por ser quién es, no es correcto. Esta misma digitalización ha ayudado a las instituciones especializadas, como It Gets Better, a dar mayor difusión a su mensaje y a ofrecer líneas de ayuda y espacios seguros para que la gente pueda aceptarse.
Recientemente, la consultora Gallup reveló los resultados de un estudio realizado a 15,000 personas en EEUU en 2020, en donde se reveló que 1 de cada 6 adultos de la generación Z se identificaba como LGBTQ+. A diferencia de años anteriores, entre las opciones de respuesta, se ampliaron las variables de identidad sexogenérica y se fue posible conocer más a fondo la diversidad de identificación de los encuestados. Del total de la muestra, 11.5% se identificaba como bisexual, 2.1% gay, 1.4% lesbiana, 1.8% trans y 0.4% con otras identidades. Otro estudio de la Asociación Psicológica Americana encontró que una mayoría superior al 50% de los adolescentes centennial que se identificaban como gays o bisexuales, eran abiertos sobre el tema con sus padres. Demostrando que para las nuevas generaciones es un tema cada vez menos tabú. Pero tampoco debemos olvidar los factores históricos y socio culturales de generaciones pasadas, así como los que siguen afectando a las distintas interseccionalidades en la actualidad. La experiencia sigue siendo diferente para las personas de acuerdo con su raza, religión e incluso afiliaciones políticas.
La generación Z ha tenido la fortuna de crecer en una sociedad más incluyente, con representación y reconocimiento de la diversidad sexogenérica. Han tenido más espacios seguros para vivir libremente. Las generaciones detrás de ustedes los vemos con orgullo, con alegría y con un poquito de envidia, ¡pero de la buena! Porque finalmente estamos logrando un mundo en donde todos podamos estar cómodos con nuestra identidad desde jóvenes.
LEE MÁS:
Para conocer más sobre cómo ha evolucionado el concepto y la comprensión de la sexualidad en las sociedades occidentales, te recomiendo leer Historia de la sexualidad de Michel Foucault, un estudio en cuatro volúmenes que analiza la relación del humano con el sexo, la supresión de la sexualidad, así como la relación entre ésta y poder.
Si buscas una novela de amor adolescente (sí, de esas con las que no crecimos) que te deje sonriendo y con gran sabor de boca, entonces debes leer Aristoteles y Dante descubren los secretos del universo de Benjamín Alire Sáenz o Chico conoce a chico de David Levithan. Ambas siguen la ya conocida y exitosa fórmula narrativa de boy meets girl, pero como dice el nombre de la segunda, boy meets boy.