Ser mujer en el siglo XXI para mí, es un don y una bendición, con todo y las innegables desventajas que conlleva pertenecer a un grupo que por miles de años ha sido sometido y marginado. En esta época de transición, queremos fomentar el cambio con amor a través de pequeñas acciones, confianso en que si cambiamos internamente, estaremos construyendo un mundo mejor para las siguientes generaciones.
ELLE: ¿Qué es ser mujer para ti?
Sharon Drijanski (SD): ¿Qué te puedo decir? No quisiera ser otra cosa má́s que mujer. Ser mujer es increíble, me fascina serlo y disfrutar de mi energía femenina; esa energía de amor, paciencia, conciencia, generosidad y tranquilidad. Ahora con la pausa que estamos viviendo pude frenar y conectar mejor con ella. Esta energía de mujer, que compartimos con la madre Tierra, me hizo replantearme, ¿qué tengo yo para regresar al mundo? y ¿́cómo puedo aportar a la sociedad?
ELLE: ¿Cómo te ha ayudado profesionalmente utilizar tu energía femenina?
(SD): Cuando empecé The Feathered seguía trabajando bajo la energía puramente masculina “del hacer”, del querer ser la número uno, pero me estaba consumiendo. Mi energía femenina me ayudó a conectar con mi intuición, saber lo que realmente quiero. Este nuevo proyecto en el que trabajo es mi carta de amor a la Madre Tierra, tengo ganas de compartir y de educar. Eso sí, soy una mujer de acción, por lo que he ejecutado todo y no he parado, pero ahora con una energía y forma de trabajo diferentes: escuchándome. Porque soy mujer, soy mamá, soy esposa, soy Sharon a la que le gusta la moda, soy esta mujer conectada con la Tierra, soy muchas cosas y tengo que darme mis tiempos.
ELLE: ¿Cómo crees que la energía femenina puede cambiar al mundo?
(SD): Siento que muchas mujeres estamos despertando y poniendo en alto nuestra energí́a en el mundo. Cada vez hay más presidentas y más mujeres en cargos políticos, como Kamala Harris. Tenemos una forma diferente de hacer las cosas, actuamos más intuitivamente y esta parte femenina es mágica.
ELLE: ¿Qué es ser mujer para ti?
Kalinda Kano (K): Es un regalo divino, amo serlo y la complejidad que habita en nosotras. Siempre estamos en un rollo intuitivo y pasando por procesos emocionales muy interesantes.
ELLE: ¿Cómo les inculcas la igualdad a tu hija e hijo?
(K): Definitivamente la manera de hablarles es diferente, ya que entre hombre y mujer somos distintos. Pero nosotros nos enfocamos en criar a individuos, no hombres y mujeres, así les damos atención como personas y los liberamos de los roles de género.
ELLE: ¿Qué ha sido algo difícil en tu rol como madre?
(K): En la maternidad es normal que los hijos ganen terreno, y como los amas tanto, les das todo. Para mí fue difícil el proceso de defender mi espacio. Aquí somos cuatro y los cuatro tenemos el mismo valor. Además, supe que para sostener a la familia, primero tenía que estar bien yo. Es un poco lo de las mascarillas en un avión (jaja): “Te la pones y luego van tus hijos”. Me tomó años entenderlo ya que es algo que genera “mucha culpa” en la mujer latina. Pero sabía que me debía recuperar para ser mejor mujer y mejor ejemplo para mis hijos. No quiero que ninguno de ellos se abandone estando en una relación.
ELLE: ¿Qué acciones podemos tomar para generar el cambio?
(K): Podemos empezar hablando y siendo claras. He apren-dido que para que me den mi lugar y me lo reconozcan, debo pedirlo. Cuando fui conductora y ganaba tres veces menos que el conductor, tuve que hablarlo directamente. Llevamos muchas generaciones sin hablar y creo que por eso hay tanto enojo contenido.
ELLE: ¿Cuáles son los retos al ser mujer?
Gabriela Jáuregui (GJ): El primer reto que nos define como mujer en México es la muerte. Hay 13 feminicidios de niñas y mujeres, contando a las mujeres trans, ocurriendo al día en nuestro país. Es una cifra brutal que no podemos ni debemos ignorar. La violencia de género nos afecta a todas en mayor o menor medida. Ni el privilegio educativo, ni el estrato social, nos van a salvar. Es terrible y doloroso que como sociedad tengamos que vivirlo cerca para movilizarnos.
ELLE: ¿Cuál es una forma de movilizarnos?
(GJ): Exigir que se cumplan las leyes que ya existen y son muy buenas. La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, tipifica el feminicido, define qué es hostigamiento y acoso, da soluciones, para que haya menos impunidad y mayor justicia. El problema es que justamente no tenemos acceso a ella y no se cumple. Dejamos que las mamás de las víctimas sean las exigen justicia mientras que esto debería unirnos a toda la sociedad para hacer presión: todas las mujeres y también los papás, los hermanos, los amigos, los colegas, los tíos, etc. Este asunto nos compete a todos.
ELLE: ¿Con qué sueñas?
(GJ): Con que mis hijas crezcan libres, en un país en el que sus derechos sean garantizados y en el que puedan decidir sobre sus cuerpos. Que vean este problema lejano a su realidad, que no se preocupen por salir a la tienda o por cómo van vestidas. Tenemos que organizarnos todos juntos.
ELLE: ¿Qué es ser mujer para ti?
MABEL CADENA (MC): En este momento, es un acto de belleza y valentía en donde recordamos a nuestras ancestras, antepasadas y aprendemos de ellas para empoderarnos desde el amor, la comunidad y el poder de nuestra voz. Cuando una mujer se atreve a romper el silencio, a ejercer sus pasiones o reclamar los derechos sobre su cuerpo, tiene el poder de cambiarse ella y cambiar a miles.
ELLE: ¿Qué mujeres te inspiran?
(MC): Mi abuela, mi madre, mi hermana y muchísimas más. Como actriz he tenido la fortuna de conocer a muchas maestras. Te puedo hablar de las últimas que me han tocado el corazón. Una es Ramira, la mujer que interpreté en La diosa del asfalto, a quien le he aprendido valentía para tomar decisiones en mi vida personal. Otro personaje es Amada Díaz, hija de Porfirio Díaz, que interpreté en El baile de los 41. Creo que la sutileza de su femineidad me llevó a explorar un punto donde se puede cultivar el amor desde lugares que no son los tradicionales. Me hizo enfocar mi energía en las manos y la mirada, entender cómo las mujeres de la época contenían sus emociones no solo a través de un corsé. Ella siempre rescataba a su marido y lo acompañó hasta la muerte; es un ejemplo de generosidad y de amor.
ELLE: ¿Cómo podemos impulsar la igualdad hoy en día?
(MC): En el libro de Cuando las mujeres fueron pájaros hay una frase muy bonita: “En una comunidad que alza la voz, todos florecemos”. No hay que perder de vista la importancia de mover a la gente con el amor. Es momento de romper estructuras de nuestra historia, alzar la voz y transformar el mundo a través de nosotros. Cambiando nosotras, contagiamos nuestro entorno.
ELLE: ¿Qué es ser mujer para ti?
PAULA AMOR (PA): Es un gozo pero también una gran responsabilidad. En otros tiempos las mujeres éramos tratadas como objetos, hoy es alegría, reto y responsabilidad por generar cambios. De esa última parte siento gran alivio al saber que tengo una comunidad que me respalda; empezando porque tengo dos hermanas, familia, muchísimas amigas y, por supuesto, la comunidad de mujeres de Ya es hora.
ELLE: ¿Qué es Ya es hora?
(PA): Es una iniciatiava que empezamos en 2019 varias mujeres que trabajamos en la industria audiovisual para generar cambios. Publicistas, escritoras, directoras, entre otras, tuvimos pláticas para dibujar las posibilidades con el propósito de hacer un cambio de raíz. En los Premios Ariel de ese año, hicimos un pronunciamiento con lo que estábamos exigiendo. El proyecto va en tres ejes: paridad laboral, cero tolerancia a la violencia y discriminación e incluir la mirada femenina. Además, sacamos un podcast y el protocolo integral contra el acoso y el hostigamiento en nuestra industria. En poco tiempo hemos generado cambios importantes.
ELLE: Cuéntanos del capítulo de violencia de género en la serie Pan y Circo.
(PA): Nunca se me va a olvidar, fue impresionante estar en ese foro. Cuando terminamos de grabar la cena, había mucho respeto, mucho dolor, todos llorábamos. Ver a Aracely Osorio, mamá de Lesvy Berlín Osorio, que fue asesinada hace varios años, me infundió mucho respeto. Después de una pérdida tan grande, verla entregada a una causa tan admirable y poderosa, me dejó sin palabras para describir lo que estaba sintiendo.
