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Una feminista educando a tres hijos varones

Una feminista educando a tres hijos varones
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Texto por:  Instagram ">Ixchel Cisneros Soltero Ilustración por: Valentina Sandoval Dicho lo anterior, todas las mujeres que nos hemos descubierto feministas hemos vivido diferentes procesos. En mi caso, siempre supe que no coincidía con los roles de género que nos enseñan en la escuela y en la familia donde una debe ser sumisa y servir a los hombres, aun así permití que me violentaran y reproduje conductas machistas. Reunirme con otras mujeres me sirvió para autoevaluarme y reconocer la violencia que habían ejercido en mí. No es fácil aceptar que fuiste víctima y menos si sigues conviviendo con quienes te hicieron daño. Cabe aclarar que respeto la decisión de las mujeres separatistas que han decidido no relacionarse con hombres, para mí, eso es imposible pues además de que mi pareja me hace muy feliz, tengo tres hijos hombres a los que amo con locura y educarlos para que no sean unos machitos no ha resultado fácil. En principio porque te enfrentas a un sistema donde ellos son los reyes y únicamente hace falta alzar la voz para que todo se les solucione. Acepto que me costó empezar a exigirles que tendieran su cama, recogieran sus juguetes o se levantaran de la cama para ir por un vaso con agua. Sentía que los estaba descuidando pero un día me dije: “Ixchel, no quieres que a los 35 años te los regresen por inútiles. Enséñales a ser independientes”.

"Si quieres llorar, llora, no te reprimas"

Siempre les dije: “si quieres llorar, llora, no te reprimas. Habla conmigo o con quien quieras si tienes algo que decir, nunca te lo guardes”. Les hablé de diversidad, de amor, de violencia, de paz. Les hablé de un México horrible donde los hombres matan violentamente a las mujeres. Les pedí que jamás callaran ante las injusticias. El menor todavía es muy pequeño pero sus hermanos lo han entendido, son los niños más chillones y hermosos del mundo, nunca se han peleado a golpes, no les importa no encajar en los estándares sociales establecidos, decidieron tener el pelo largo y vestir de rosa sin cuestionarse nada. Y ahora que veo a todas esas chicas alegres y furiosas salir a las calles exigiendo sus derechos me emociono hasta el llanto pues veo en sus caras las de mis tres semillitas que están sembrando el cambio. Si este México va a cambiar será gracias a ellas, gracias a ellos.

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