Un viaje a Santorini es el sueño de todo aquel que haya visto una postal de su famosa caldera, pero la isla es mucho más que lo que cualquier foto logra mostrar. Los días en Santorini pasan a un ritmo distinto, y las horas ahí se enriquecen con la tranquilidad de sus calles, el romanticismo de sus terrazas, los sorprendentes sabores y los atardeceres que, vistos desde las playas, los bares o la caldera, se convierten en el cierre perfecto de la experiencia.
Por sus vistas
Las distintas terrazas alrededor de la isla ofrecen vistas sorprendentes hacia el mar y la caldera. Además de exquisitos menús, todos los restaurantes tienen espacios panorámicos que hacen honor al término dinner with a view.
Por su comida
Foto: Roberta Sorge La cocina griega se caracteriza por sus sabores frescos y la sencillez de su preparación. El ingrediente base de sus platillos es el aceite de oliva, en combinación con especias, condimentos, verduras, pescados y carnes, muy bien acompañados con un vaso de vino Assyrtiko, una variedad local.
Foto: Gurwinder Singh Los atardeceres en Santorini parecen una pintura en donde los tonos cálidos del cielo se combinan con el icónico blanco de sus calles y el tono azul del mar. Por su tranquilidad, el borde de la caldera es el lugar ideal para presenciar el espectáculo natural.
Foto: Midlife traveller Las playas de Santorini no son las que uno asociaría comúnmente con los países del Mediterráneo, pero es por eso que tienen un encanto particular. Volcánicas, con rocas rojas o arena negras y formaciones que uno puede escalar, sus playas ofrecen escenarios únicos que vale la pena visitar.
Foto: Austin Neill Las formaciones rocosas que rodean a la caldera ofrecen actividades para los amantes de la adrenalina y la actividad. Ammoundi Bay es un islote al que se debe de llegar nadando, para luego subir por la escalera que lleva a los diferentes puntos desde donde puedes saltar, o bien, disfrutar del Sol y la vista.
Aunque es una isla relativamente tranquila, en Fira se concentra una activa vida nocturna alrededor de los bares que abren al atardecer y los pubs nocturnos con música griega, internacional y completamente variada.
Foto: Alexandre Chambon Los fines de semana, las blancas calles se llenan de color gracias a los mercados que reúnen joyería hecha a mano, vino artesanal y arte local. Además, en Fira se encuentra la famosa calle dorada, que reúne más de 40 tiendas de joyería nacional e internacional.