La Muestra más antigua del mundo es un Festival caprichoso y acostumbrado a proyectar obras maestras pero darle ese título a una película y sobre todo, unificar a la crítica a favor de una cinta no es algo que ocurra en muchas ocasiones, por eso el fenómeno del estreno de ROMA en Venecia es tan emocionante.
The Guardian, Indiewire, Il Corriere della Sera, entre otro puñado de publicaciones que han lanzado al mundo sus críticas en tiempo récord, ya la califican como la mejor película en la carrera de Alfonso Cuarón. Me uno al dictamen. Roma es una cinta llena de poesía y capas, que a través de una familia de clase media y su relación con Cleo, una de las nanas que viven en la casa ubicada en la colonia homónima muestra la complejidad de esta relación entre las clases más desfavorecidas y la clase media de los años 70’s mexicanos.
Alfonso no sólo lograr tejer esta relación con sutileza sino que también hila a la perfección la situación sociopolítica de México. Es 1971, la figura de Luis Echeverría está ahí, así como las revueltas estudiantiles, la brutalidad del gobierno y la crisis de la desigualdad social.
Paradójicamente, pues la cinta está filmada en blanco y negro, también está llena del colorido de la Ciudad de México al mostrar sus personajes cotidianos como el afilador, los vendedores ambulantes, el cine Metropolitano y muchos rincones que han desaparecido pero que la memoria (y la maestría) de Alfonso rescatan.
Para esta cinta, el propio Alfonso nos contó que se inspiró en su nana Libo que encarna el personaje de Cleo y que actúa como el eje de toda la película. Habló mucho con ella, incluso durante el rodaje y la tuvo muy presente en todo el proceso creativo de ROMA. Alfonso también reconstruyó la que era su casa en un 70 por ciento.
Fue una labor titánica pues tuvo que recopilar los muebles repartidos por las distintas casas de su familia en toda la ciudad. Lo mismo ocurrió con los mosaicos, los libros y cientos de otros objetos… Y, por si fuera poco, se animó a fotografiar la película. Sí, la dirige, escribe, edita y produce, pero eso ya lo había hecho en sus otras películas pues siempre se involucra en ellas de principio a fin.
Sin embargo, en esta ocasión su siempre fiel Emmanuel “Chivo” Lubezki no pudo acompañarlo debido a que se alargaron mucho los tiempos de preproducción. “Ya no te hagas y fotografíala tú”, le dijo Lubezki dándole a Alfonso una herramienta más para hacer de este filme una historia de acabado perfecto pues el punto de vista de la cámara de Cuarón resalta, emociona y conecta a la perfección con lo que el autor esta contando.
En resumen, Roma es una obra maestra, de esas que sólo surgen cuando se pone toda la carne en el asador y Alfonso lo hizo, pues no se dejó nada en el tintero.