Recuerdo la primera vez que conocí a Ricky Powell. Fue en septiembre de 2017, durante el opening del festival Murals in the Market en la galería Inner Space de Detroit, EUA.
Estaba viendo una fotografía en blanco y negro colgada en la pared cuando se acercó a mí un hombre como de unos 50 años, t-shirt blanca entallada al cuerpo, actitud desenfadada, una enorme gorra que decía: “The New York Crimes,” puesta de lado y lentes oscuros, con varios collares colgando sobre su cuello en forma de cámaras y una pequeña radio de transistores. En ese instante, bajó un poco la cabeza y me preguntó: "Do you like it?" A lo que contesté que sí. No le puse más atención, aunque no puedo negar que me intrigó la pregunta. Después de eso, me miró complacido y se retiró. Di un par de vueltas por la galería hasta encontrar a mis amigas, cuando vi al mismo hombre rodeado de gente que le pedía su autógrafo y algunas fotos, entonces pregunté si lo conocían, y alguien me contestó: él es Ricky Powell, ¡el fotógrafo de los Beastie Boys!