Una tarde platicando con una amiga y su hija de 18 años a punto de realizar un examen de admisión para la universidad, me dice: “No sé qué voy a hacer de mi vida”, y le contesté: “Tengo 40 y tampoco sé qué voy a hacer con la mía”. En ese instante me di cuenta que me encontraba en el mismo punto que ella, había decidido dejar mi trabajo, no sabía si buscar uno nuevo y seguir ejerciendo mi profesión, la misma que me había apasionado por más de 20 años. Me encontraba en uno de esos momentos donde dudas y preguntas surgían en mi cabeza: “Estoy en lo que podría ser la mitad de mi vida ¿Esto es lo que quiero seguir haciendo? ¿Es posible cambiar de carrera y comenzar de nuevo?”
Porque nunca es tarde para empezar de nuevo
Aunque a veces buscamos respuestas que están frente a nosotros, no es hasta que sucede algo que las descubrimos, como en el cuento de la vaca. Por si no lo han escuchado, les platico: Una familia de muy escasos recursos vivía de la venta de la leche que les daba su vaca, hasta que un día un sabio conoció su historia y le pidió a su discípulo que matara a la vaca sin que ellos se dieran cuenta. Tiempo después cuando el discípulo volvió, la familia vivía mucho mejor por lo que les preguntó qué había pasado. Resulta que cuando su vaca murió, comenzaron a despertar y fueron descubriendo habilidades que no sabían que tenían y ahora, gracias a ello, tenían una mejor calidad de vida.
A lo mejor ahora me entenderán cuando les platique que ¡me he deshecho de mi vaca y que mi Diploma en Diseño de Interiores ha sido cómplice de ello!
Resulta que al vivir la experiencia de este diplomado, descubrí que mi gusto por el interiorismo había surgido hace poco más de 15 años y que, sin saberlo, había transformado un par de espacios. Había realizado un diseño integral en mi departamento al diseñar y escoger los acabados de la cocina y baños, al seleccionar el piso de duela color almendra y conseguir cada uno de los muebles que ya tenía en mente. Sin conocimientos previos había podido realizar un proyecto de interiorismo al transformar mi bodega en un estudio equipado, el cual al agregarle estética y funcionalidad, se ha convertido en un espacio de renta de corta y larga estancia agregándole un mayor valor. Realmente no me había dado cuenta que contaba con estas habilidades, pensé que era un simple gusto y mucho menos sabía que todo era parte del interiorismo.
Aprendí que la informática y el interiorismo no son como el agua y el aceite como lo pensaba, comparten muchas de las etapas en la gestión de un proyecto; tales como identificar, entender e interpretar las necesidades del cliente para poder desarrollar y garantizar el éxito del proyecto. Descubrí que la transformación digital también es una tendencia en interiorismo y, en definitiva, que mi formación y experiencia podría aportar más de lo que pensaba.
Y para concluir, de las cosas más valiosas que me llevo son las personas que he conocido, quienes no sólo han enriquecido considerablemente mi networking en el sector, sino que también al compartir su experiencia y conocimientos, adicional al expuesto por el propio diplomado, han conformado un buen soporte para continuar con la profesionalización de esta nueva pasión.
Sin duda hace falta mucho por recorrer, pero el tomar el Diploma en Diseño de Interiores de Elle Education ha sido un excelente primer paso que me ha motivado a visualizar nuevos sueños y objetivos, así como una experiencia de inspiración y descubrimiento no sólo del mundo del interiorismo sino también personal.