Salma Hayek Pinault sobre 'Como agua para chocolate' y su amor por la cocina

Fenrnanda Sela (FS): Estamos aquí para hablar, entre otras cosas, de la nueva adaptación de Como agua para chocolate, que se estrena en Max y de la que eres productora. ¿Por qué crees que es importante reelanzar esta historia en este momento?

SALMA HAYEK PINAULT (SHP): Para darla a conocer a millones y millones de personas en todo el mundo. Habrá gente que después de ver la primera película no quiere ver ya nada, otra que quiere ver más y otra que ni siquiera había oído de esta historia. Es un formato diferente, que no compite con la película, sino que la serie te permite profundizar un poco más, poner más de lo que hay en el libro. No estamos tratando de rehacer el clásico, porque no es una película, sino que le estamos creando el espacio para que exista en un formato que nunca había existido y que tiene la capacidad de ser visto por muchísima gente. Es taaan bueno el libro y estamos tan orgullosos, que queremos que lo descubran otras generaciones y en otras partes del mundo.

FS: Este es, sin duda, un proyectazo y considerando el éxito de la película de 1992, dirigida por Alfonso Arau, uno muy ambicioso. ¿Cuál fue el reto más grande en esta serie?

SHP: Para empezar, no fue tan fácil venderlo… nos tomó seis años poder llevar esto a la pantalla y ¡no me lo explico! Nos tomó tiempo encontrar los elementos correctos para estirar la historia, que fuera muy leal al libro pero que pudiera expandirse en seis horas. También, hacer entender a la gente la relevancia que tiene. Pero me pasó igual con Frida. A mí me dicen “no, no, no” y pienso que estoy en lo correcto. Con lo que más me han dicho que no es con lo que mejor me ha ido.

FS: Yo siempre digo que el mundo es de los intensos…

SHP: ¡Y de los tercos! Hay que tener la paciencia, la fuerza de voluntad…

FS: ¿Cuál es uno de tus momentos favoritos en la historia? ¿Te acuerdas de cuando leíste por primera vez el libro?

SHP: No te voy a decir cuáles son mis escenas favoritas, porque están en la serie y no me voy a balconear, pero un momento muy importante fue cuando salió la película y yo sentí una gran redención, porque los estadounidenses, de los que también sentía mucha discriminación, dijeron “wow”. Teníamos una película en español que fue superaceptada, que podíamos compartir con personas que no son de nuestra cultura, y a mí eso me dio fuerzas para soñar con algún día hacer proyectos que hicieran eso por México en otras partes del mundo. Fue un momento donde todos sentimos mucho orgullo. A mí me parece que lo que Laura Esquivel escribió es un poco como Jane Austen y sus clásicos ingleses que todo mundo venera, porque este libro también está a la altura. Tiene un gran nivel de sofisticación y originalidad. Y sigue manteniéndose vigente.

FS: Has hecho un gran papel como abanderada de estos proyectos que ponen en alto a México. Con esta serie en particular, ¿cuál sentiste que era tu deber o tu objetivo como productora?

SHP: Quiero hacer cosas de las que la gente se sienta orgullosa y de las que se sientan parte. Esto es parte de su historia, somos nosotros, les interesa todo el mundo, no solo a los locales... Esa sensación de orgullo que me creó a mí el libro, es la misma que yo quiero crear. Es una pasión.

FS: A pesar de ser una historia de época, esta versión podría estar vigente en algunas cosas. ¿Dónde está el toque moderno?

SHP: En varias cosas, en este momento la cocina mexicana se está haciendo muy famosa en muchas partes del mundo, por su sofisticación, y también creo que hay una apertura al realismo mágico. Por otro lado, es una historia sobre el empoderamiento de las mujeres, en el sentido de que las mujeres tienen la capacidad de tomar el destino en sus manos, y sucede durante la Revolución Mexicana, lo que nos recuerda lo mucho que hemos luchado por la democracia y lo mucho que amamos a nuestro país. Pero lo más importante es que, independientemente de lo que esté pasando, los mexicanos siempre celebramos la vida, encontramos una forma poética de sobrevivir lo duro y nos unimos por medio de la comida.

FS: Claro, en todas las celebraciones, en los funerales, en las bodas, la comida siempre está ahí... y en esta historia es un vehículo a través del que los personajes expresan sus emociones. Es parte del corazón de la historia, uno de los personajes principales... te relacionas, conectas bien, sentarte a la mesa, compartir, todo eso es algo con los que nos relacionamos.

SHP: Déjame contarte una historia, un día, cuando apenas estábamos saliendo, François vino a mi casa y mi mamá hizo mole. Estuvo muy chistoso. Yo le pregunté si comía chile, y como él es francés y es muy educado, dijo que sí... pero antes, si comía algo con chile le daba hipo, entonces, cuando estábamos comiendo, se empezó a poner superrojo (risas) y menos de un mes después empezó a comer chile, se volvió un poco mexicano. Se come las cosas con amor, es como para sentirse parte de nosotros.

FS: Me gusta este dicho que dice que el amor entra por la boca...

SHP: Cuando me casé con François cocinaba diario, diario, ahorita ya no cocino tanto... pero quería que mi marido y mis hijos tuvieran una comida hecha por mí. Además, eso de llegar y percibir el olor de la cocina, saber que alguien te está cocinando, me encanta. Mi marido y yo celebramos mucho el 14 de febrero, por muchas razones, tuvimos una boda civil ese día, es el día del amor, es el santo de Valentina y a veces salimos a cenar, pero si no, cuando cocino decoro todo, pongo la mesa –todo es importante–, a ver qué me invento que no se espere y que le deje un buen recuerdo. Llevo 18 años haciendo esto y no me canso, me da placer; cuando cocino pongo música o bailo o me tomo una copa de vino. Y yo sí creo que esto ha alimentado el amor. Aunque a veces también los quieres matar, porque cuando tienes cuatro hijos, es difícil hacer un plato que a todos les guste, siempre va haber uno que se queje de algo, pero es una forma de sentir y de dar amor.

FS: ¿Qué opinas de la comida como love language?

SHP: Es importantísima. Cuando tus hijos estén enfermos, cuando les duele la panza o tienen gripa, les haces un atole, un caldo, una sopita. Valentina, cuando está enferma, me pide una sopa de fideos. Y también, cuando quieres conquistar a alguien, cocinarle es un acto de amor. Es un acto de expresión, de creatividad, de conexión con la tierra y con nuestros antecesores, de imaginación, para descubrir otras partes de ti mismo...

FS: ¿Tú cocinas?

SHP: Claro que cocino, me encanta cocinar, y sí le hago caldos a mi hija, aunque esté ocupadísima, no me importa. La cocina es mágica.

FS: No dejamos de hablar de comida pero te quiero preguntar, hay una foto tuya en tu Instagram, comiendo tacos. ¿Dónde es?

SHP: ¡Ah! Ese lugar, es El Taconazo, en Coatzacoalcos, llevo yendo desde chiquita. Que me perdonen todos, que me perdonen los de Mérida, pero son los mejores tacos de cochinita. Si me preguntan cuál quisiera que fuera mi última comida diría: “tráiganme los tacos del Taconazo”.

FS: Volvamos a la serie, ¿cómo fue el trabajo con los actores?

SHP: Los actores están muy bien, me dio mucha emoción ver a esta nueva generación de actores tan profesionales y tan talentosos. Una de las grandes satisfacciones que me ha dejado este proyecto es ver que una chica joven te aguante la pantalla por seis horas, lo que tuvo Lumi Cavazos en su momento. Aquí necesitábamos a alguien igual, Azul Guaita tiene algo muy especial, lo hizo sensacional, tiene una gran estrella. También Irene Azuela me parece una genia, es una gran actriz, con una superfuerza, una gran belleza y un gran porte. Y hay que pararse al lado de ella. Las hermanas también están maravillosas, son especiales, cada una tiene lo suyo. Todo este proceso ha sido muy emotivo para mí.

FS: En la serie hay escenas muy ricas y visualmente hay un gran lenguaje para construir la atmósfera. Da la impresión de que hubo química en el equipo de trabajo.

SHP: Que bueno que lo dices, porque ahí estuvo. Hacer cosas de época es difícil pero el equipo fue estupendo e hizo milagros, porque no creas que teníamos grandes presupuestos, todos le echamos el corazón, todos se llevaron bien, todo fue muy profesional y todos estamos muy agradecidos. Julián, el director, diseñó una paleta de colores con el equipo de arte, todo está muy pensado para que la serie sea esa pequeña burbuja, la de una sensación.

FS: Y bueno, hablemos de moda. Tú siempre experimentas con tus looks, me da la impresión de que no tienes miedo de usar diferentes cosas. No te encasillas con una imagen, como con este look de Balenciaga que usaste recientemente. ¿Cómo es tu relación con la moda?

SHP: Qué bueno que lo dices, alguien puso en Instagram “es un cuerno” y no, ¡es un moño! Sí, un poco raro, pero era Fashion Week y por eso me gustó. No me lo tomo tan en serio, estoy superocupada, antes me presionaba mucho para encontrar el mejor vestido, pero llega un momento en el que te tienes que relajar. Sí me divierto, pero trato de que no sea una presión. No puedo estar cerca de los 60, atormentándome por las mismas cosas que a los 25. Yo sé que mi cuerpo no es el típico en el que te quedan todas las cosas o en el que se inspiran los diseñadores para diseñar, por eso creo que la moda consiste en que nos convirtamos en actrices paras tener distintos personajes y experimentar diferentes tipos de personalidades. La moda te permite sentirte de una manera y mañana de otra, te da esa flexibilidad. Ya ves Frida que decía “yo soy mi propia obra de arte”. A veces me gustaría ser así. En el día a día me gusta estar cómoda, pero disfruto mucho cuando hay que vestirse.

FS: Estrenan este mes, ¿cuáles son tus expectativas de la serie?

SHP: Ya veremos...