Hace unas horas, Troye Sivan estaba en los brazos de Taylor Swift. No presume ni nada por el estilo, pero poco después de nuestra entrevista, publica un snap de los dos abrazados en grupo con Lana Del Rey y Jack Antonoff, todo el cuarteto bañado en la luz de Hipstamatic.
Es una metáfora perfecta del estado de Sivan, sumamente cómodo acurrucado entre superestrellas. Si el australiano de 27 años parece inmune a la fascinación por las celebridades, probablemente sea porque ya tuvo su momento de "Party in the U.S.A." –ya sabes, aquel en el que te bajas del avión en LAX equipado solo con un sueño y un cárdigan– a los 13 años, cuando fue a Los Ángeles para la temporada de pilotos. Mirando atrás, no puede creer que lo haya hecho. "Eso es lo más aterrador del mundo para mí", dice, admirado de su yo más joven lleno de confianza. "Suena tan intimidante e insuperable".