Viajamos a Estocolmo a conocer los lanzamientos y headquarters de Oriflame

El dress code para la primera noche decía “Who’s that Diva?” y los colores eran negro y dorado, así que me alisté rápido para bajar al bar del hotel. En el lobby del Hotel Nobis era todo un espectáculo: paredes y techo de espejos, una barra que parecía de oro y mujeres de todo el mundo vestidas para impresionar. Este es el lugar donde se tomaron las fotos de la campaña de su nueva fragancia, el lanzamiento que estamos a punto de conocer.

Después de romper el hielo con unos drinks, nos movimos al segundo destino de la noche. Caminamos por las callecitas de Norrmalmstorg que, aunque era miércoles, estaban llenas de vida con gente disfrutando los últimos días del verano. Nos tomó menos de diez minutos llegar a la entrada de lo que alguna vez fue una iglesia y que ahora alberga Soho House. Subimos las escaleras hasta el antiguo coro, donde nos recibieron con cócteles. No pasó mucho tiempo antes de que nos pidieran bajar a una especie de sótano, donde se encontraba el restaurante para la cena.

Ya sentadas en nuestros lugares, por fin llegó el momento más esperado de la noche: la presentación oficial del Divine Dark Velvet. Al fin conocimos de cerca su nuevo perfume y de pronto todo el ambiente cobró sentido. La botella, alargada y con un efecto que evoca el terciopelo coronada con una tapa dorada, encierra notas cálidas y profundas que se sienten elegantes y misteriosas, una fragancia hecha para la noche, para llenarte de confianza y sacar a relucir tu diva interior. Entre risas y pláticas en diferentes idiomas, la velada transcurrió hasta que llegó la hora de volver al hotel.

Tras un viaje tan largo, dormir no fue un problema. Y que paz, porque el segundo día empezó muy temprano. A las 8:45 ya estaba lista en el lobby para dirigirnos a los HQ de Oriflame. Me subí a una van con mis nuevas amigas de México, Ecuador, Colombia y Portugal, y al cabo de media hora llegamos. Al entrar a las oficinas, nos encontramos con stands llenos de productos organizados por categorías: skincare, maquillaje, fragancias, suplementos, ¡podíamos probarlos todos! Después pasamos a una sala de conferencias donde Anna Malmhake, la CEO, nos dio la bienvenida.

Al terminar, nos dividieron en tres grupos para las actividades: a nosotras nos tocó empezar con un panel con dos científicas que hablaron sobre el compromiso de la marca en el desarrollo de productos basados en ciencia, especialmente con NovAge+, su línea de alta gama dirigida a tratar los signos de la edad. Esta era la más emocionante, visitar el lugar donde la magia sucede. Nos pidieron ponernos una bata y entramos al laboratorio. Primero creamos un suero con péptidos, nos proporcionaron las materias primas e instrumentos necesarios y elegimos la fragancia que más nos gustara. El recorrido siguió hacia otra área en la que nos explicaron cómo prueban las composiciones, ingredientes y fórmulas. Hicieron una demostración para enseñarnos cómo comprobar si un ingrediente es antioxidante y nos llevaron a un área donde conservan réplicas de células humanas que utilizan para realizar pruebas reales. Oriflame es una marca comprometida con el medio ambiente, utiliza ingredientes naturales y por supuesto, no prueba nada en animales.

Al salir del laboratorio, nos hicieron un análisis facial y nos entregaron dos productos ideales para tratar mis necesidades. Una vez que todos los grupos habían terminado sus actividades, nos reunimos a tomar un lunch en el comedor del HQ.

Aproveché las dos horas libres para recorrer un poco más de Estocolmo, y casi sin darme cuenta, ya eran las 4:30 de la tarde. Apenas tuve media hora para correr de regreso al hotel y arreglarme, porque a las 5:00 en punto saldríamos a la bahía de Nybroviken. Vestidas en tonos pastel, perfectos para el verano escandinavo, nos esperaba un barco que nos llevaría al escenario de nuestra cena de despedida. El trayecto de poco más de una hora coincidió con el atardecer, y mientras el mar se pintaba de dorado, la temperatura descendía suavemente.

Al llegar, unas escaleras nos llevaban a Artipelag, un museo de arte en pleno archipiélago. Tras un cóctel de bienvenida pasamos al salón, donde junto a unos ventanales con vista al bosque nos esperaban unas mesas alargadas con flores y velas para cerrar el viaje con un brindis y una cena deliciosa.