Siendo una persona que nació y creció al lado del mar y de la playa, tener la piel bronceada y dorada era algo natural para mí; pero desde que descubrí los peligros del sol y la dermatóloga me mostró el daño solar que tiene mi piel por tantos años de broncearme me traumé y ahora soy la loca del protector solar, no me gusta asolearme para nada y trato de cuidarme lo más que puedo para no quemarme cuando voy a la playa.
Pero también les voy a ser honesta, extraño verme bronceada. Llevo casi cinco años lejos de mi casa y del sol, así que mi piel está lo más pálida que la había visto en… prácticamente toda mi vida.