
El movimiento body positive surgió ante la falta de diversidad de cuerpos en los medios. Como en toda lucha por la representación, se trata de levantar la voz para decir “existimos”. Pero aún más importante, para generar identificación. Ese extraño fenómeno de ver a alguien dentro de una plataforma y pensar “me representa”.

Porque los medios masivos tienen el poder de validarnos y ahí radica la relevancia de reconocernos en ellos. Todos merecemos tener una imagen positiva de nuestro propio cuerpo, y al retar la normatividad sobre “el cuerpo perfecto” se construye confianza y aceptación entre quienes nos vemos diferentes a ese estándar.