Your dollar is your vote. Esta frase resume la consciencia que el consumidor ha tomado sobre la importancia de exigir prácticas sostenibles y éticas a las marcas a través de su compra. No importa la divisa, sino el mensaje que envías al elegir qué, cómo y dónde compras. Es por eso que para lograr una industria de la moda verde debemos conocer lo que está sucediendo para cambiarla y cómo podemos aportar nosotros en transformarla.
El primer paso hacia el cambio es auto evaluar nuestros hábitos. Comienza por ser consciente de cuánta basura generas al día y pregúntate qué puedes hacer por reducirla. Existen ciertos accesorios que a estas alturas ya deberías llevar siempre contigo, por ejemplo, una botella de agua. Créeme, en 2021 no hay nada más en tendencia que preocuparte por tu huella ambiental. Carga siempre contigo una tote bag o de red por cualquier compra inesperada que pueda surgir, ya sea desde una básica de manta o algodón o hasta las versiones más lujosas que ofrecen marcas como Balenciaga, Saint Laurent, Prada, Dior, Opening Ceremony o Isabel Marant.
Lograr el efecto deslavado en la mezclilla es un proceso que consume muchos -¡muchos!- litros de agua. Afortunadamente, las marcas líderes en producción de denim se preocupan y se ocupan por mejorarlo. Desde 2011, Levi’s ha implementado más de 20 técnicas Water>less, entre ellas, en lugar de usar suavizante para quitar la rigidez de la mezclilla cruda, utilizan piedras, tapas de botella y pelotas de golf, ahorrando 96% del agua que se requería antes. Entre otras medidas, Tommy Hilfiger ha presentados su primera colección de denim circular pensada para la durabilidad y su futuro reciclaje. Las piezas obedecen los principios el diseño circular introduciendo botones removibles, el reemplazo de remaches metálicos por presillas, la eliminación de zippers metálicos y parches de cuero, así como el uso de textiles completamente orgánicos. Por su parte, H&M se ha esforzado con éxito en lograr un fast fashion sustentable y este 2021 se alió con el gigante del denim Lee para presentar una colaboración colección que incluye los primeros jeans de algodón 100% reciclado del gigante sueco y en donde incluso las etiquetas son veganas. La mezclilla no se irá a ningún lado, pero sí las prácticas no sostenibles alrededor de ésta.
El auge del movimiento hipster a inicios de los 2010 incluía entre su ideología el rechazo del mainstream y el comunismo. Así, el término vintage fue tomando nuevas dimensiones a lo largo de la década y cuando alcanzó a la moda, vintage se transformó en la apreciación de las piezas de archivo, la reutilización de los clásicos y un nuevo valor de compra-venta para “lo viejo”. Comprar “usado” simboliza extender el ciclo de vida de las piezas y ayudar a reducir su huella ecológica. Además de bazares y mercados legendarios ,como la Lagunilla, en CDMX se han establecido importantes tiendas vintage con excelente curaduría como Void, Goodbye Folk o Revolver. A nivel global, sitios como Farfetch ofrecen su propia sección de piezas de lujo pre-loved y sitios especializados en la reventa de productos de lujo como TheRealReal y Vestaire Collective ganan cada vez más popularidad. Este último ha sido valuado en más de mil millones de dólares e incluso el conglomerado de moda Kering ha adquirido 5% de las acciones demostrando que la moda de segunda mano tiene un futuro prometedor.
El upcycling es el arte de intervenir prendas de antaño y transformarlas para darles una segunda vida. Si la princesa Beatriz lo hizo con el vestido de su abuela, la reina Isabel, para su boda, ¡tú también puedes! En 2020, Miu Miu presentó una colección limitada de 80 vestidos rescatados que datan de los años 30 a los 80 y que han sido rediseñados con los códigos de la marca para lograr espectaculares creaciones llenas de historia. Casi un año después de que Margherita Missoni tomara la dirección creativa de M Missoni, sorprendió a los seguidores de la casa con una colección elaborada de los remanentes de viejas temporadas y hasta confeccionada con textiles de su línea para el hogar, fue tal el compromiso con reciclar que incluso los viejos botones fueron usados para hacer collares. Por su parte, Alexander McQueen donó todos los sobrantes de sus textiles a escuelas de moda para que pudieran ser aprovechados por las futuras generaciones de diseñadores.
