Debido al protocolo real, cuando Meghan Markle aún formaba parte de la realeza y estaba embarazada de Archie, toda la ropa de maternidad que usó fue comprada con dinero de su bolsillo, lo que hizo que sus elecciones de looks llamaran aún más la atención, pues los eligió ella junto con su equipo.
En ese entonces, Meghan dejó claro que una de sus marcas favoritas de maternidad era HATCH, la firma originaria del Reino Unido para embarazadas. La primera vez que usó una prenda de la firma fue en enero de 2019. Para una visita a Smart Works, la duquesa usó un vestido llamado Eliza de $228 dólares que complementó con poitny shoes de Gianvito Rossi con estampado de vaca.