Este año, uno de mis propósitos fue dejar de comprar ropa de cualquier marca, pero sobre todo de firmas fast fashion porque debo confesar que soy -bueno, era- adicta a las compras. Este propósito surgió cuando me di cuenta que tenía muchísima ropa y peor aún, algunas prendas hasta con etiqueta en mi clóset. Además, mi cartera necesitaba ayuda, el poco dinero que podía ahorrar me lo estaba gastando en cosas que sinceramente no son tan necesarias como uno cree mientras está en el rush del shopping.
Así que llevó todo el 2020, o sea 8 meses, sin comprar nada, literal NADA, ni una sola T-shirt. Aquí les voy a contar todas las etapas por las que he pasado, porque sinceramente no ha sido nada fácil pero sí, muy satisfactorio.