En 2014, le dio la vuelta al mundo la noticia de una mujer británica que descubrió una nota de auxilio escondida en unos pantalones de una marca de fast fashion (comprados en 2011) que denunciaba las condiciones de trabajo forzado en una fábrica dentro de una prisión china, "Pedimos a la comunidad internacional denunciar a China por este acto inhumano” decía el mensaje.
A más de seis años de este insólito suceso, la esclavitud moderna en la República Popular China es un tema preocupante en materia de Derechos Humanos, especialmente con la urgente situación de los uiugures, una minoría étnica musulmán de la región oeste de Sinkiang, que son recluidos en campos de detención o “reeducación”, donde trabajan para la industria de la moda.