Seamos honestos, el sexo no es sólo aquello que hacemos en una cama, no es sólo ese breve espacio de tiempo en el que nos quitamos la ropa de manera juguetona para luego abalanzarnos uno sobre el otro. No son solamente las caricias previas, ni la penetración, ni el clímax, ni el apapacho que — en el mejor de los casos — vendrá después.
Para los que no tenemos una pareja estable, la idea del meaningless sex puede resultar seductora, pero no es más que una idea, porque el sexo no carece de significado en ninguna de sus formas; mostrarnos como seres sexuales ante alguien más es demasiado sincero para ser tomado a la ligera.