
Desde el momento en el que entras al amplio y muy bien diseñado lobby, sientes la calidez de este hotel en el que los servicios personalizados van desde transportarte en un Tesla, hasta rentar una bici para pasear por los alrededores. Hay diferentes restaurantes, cafés y bares, pero mi mente sigue estando en ese rooftop en el que además de buena música hay una alberca con una increíble vista al mar y sillones en los que puedes relajarte y probar la comida peruana-japonesa, mientras disfrutas de un drink con uno de los mejores atardeceres.

Pero no podemos hablar de este hotel sin mencionar la comodidad de sus habitaciones. No miento cuando digo que sentirás que duermes en las nubes; sus sábanas son de algodón de la India, y sus almohadas están hechas de materiales naturales y acolchonados. Cada cuarto tiene sus propias amenidades (la bata es la mejor del mundo), artículos de baño, mats de yoga y cafetera, pero el hecho de que sus botes de basura, bolsas para distintos artículos o lavandería y ganchos están hechos de materiales reciclables y eco-friendly, no pasa desapercibido.
