Jamás me imaginé tener la oportunidad de contar esta historia personal, ni mucho menos encontrarme con una que la superara; pero mi familia relata que mi mamá estaba tan indecisa del nombre que me iba a poner, que a los varios meses de haber nacido, seguía llamándome “bebé”; hasta que un día abrió un diccionario y decidió ponerme el primer nombre propio que encontró.
Creía que haber tenido el nombre provisional de “bebé” durante tantos meses ya era algo bastante extraño y no era una historia que compartiera con todo el mundo, pero ahora me sentiré más cómodo al platicarla comparándola con la historia de dos amigas influencers que tuvieron una discusión porque ambas decidieron ponerle a sus hijas el nombre “Baby”, per-ma-nen-te-men-te.