Hace 15 años Diego Boneta se mudó a los ángeles con el objetivo de romperla en Hollywood. Ocho series y 18 películas después, nadie podría discutir que lo ha logrado. Pero ahora, ¿qué sigue? Diego va con todo con su propia casa productora y a través de su experiencia y conocimientos, está decidido a crear puentes entre México y Hollywood. Además, estrena su propia marca tequilera. Platicamos con él sobre el trayecto que ha recorrido desde su llegada a la ciudad de las estrellas, hasta el día de hoy.
De México a Hollywood y de regreso: Diego Boneta en portada de ELLE Man
Jordi Linares (JL): ¿Cómo pinta el 2023 para ti?
Diego Boneta (DB): Muy emocionante. Estoy arrancando el año con la primera película que produzco bajo mi compañía productora que se llama Three Amigos. Es una comedia romántica que hicimos para Paramount Plus, es como la primera comedia romántica donde México es un personaje y es como una carta de amor a México. Me emociona mucho porque es un proyecto con gente increíble, detrás están Michael Franco, produciéndola conmigo, junto con Brett Berger, que es productor de La La Land. Están los mejores productores de Hollywood con el mejor equipo mexicano, y es esa fusión la que hace que esta película sea tan especial. Arrancamos el año con esto y con un deal muy emocionante que mi compañía productora tiene con Amazon. Estamos trabajando en varios proyectos con ellos para hacer películas, series, libros, podcasts, limited series y está padrísimo. En la compañía productora está mi hermana, Natalia Boneta, y Joss Blick, que es mi mánager, nos llamamos así porque somos nosotros tres. Y es increíble porque estoy trabajando con mi hermana y con mi mejor amigo, y se trata de puros proyectos que hacemos entre amigos. Así que hay una onda y una energía muy padres.
JL: ¿En qué momento recuerdas haber empezado a soñar algo tan grande para ti mismo?
DB: Siempre he tenido sueños bastante grandes. Yo diría que desde que me mudé a Los Ángeles en 2007, mi tirada era hacer proyectos en Estados Unidos, ya que en México no me abrían las puertas. Aunque recuerdo perfectamente que desde que vi Gladiador por primera vez, cuando tenía nueve años, dije “eso es lo que quiero hacer, ahí es donde quiero estar”. Que mi primera película (Rock of Ages) fuera un proyecto que me tocara protagonizar junto a Tom Cruise, Alec Baldwin y Catherine Zeta-Jones, es algo que hasta la fecha no me puedo creer.
JL: En el pasado has hablado sobre cuántas puertas tuviste que tocar cuando llegaste a Los Ángeles. ¿Qué te repetías a ti mismo para mantener el ánimo?
DB: Que querer es poder y el que persevera alcanza. Mi familia jugó un rol muy importante. Tengo una familia super, super unida y nunca me dejaron tirar la toalla. Fueron dos años de cuatro castings por semana, empezar de cero. Y es mi familia quien realmente ha sido un apoyo importantísimo.
JL: Durante tus primeros años hollywoodenses trabajaste en producciones adolescentes como Pretty Little Liars, 90210, Mean Girls 2. Cuando ves para atrás, ¿qué retos y qué satisfacciones implicó este género para ti?
DB: Fue donde empecé y son proyectos que tuvieron un éxito mundial increíble, sobre todo Pretty Little Liars. El reto estaba en que fueron los primeros proyectos hollywoodenses donde me tocó trabajar en producciones americanas y me di cuenta de cómo era diferente trabajar aquí vs México.
JL: Hablando de estos sueños cumplidos, también dijiste en una entrevista que en cierto momento de tu carrera fue frustrante para ti no haber quedado en Glee, pero unos años más tarde lograste trabajar con Ryan Murphy. ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con él?
DB: Esta es una historia que me encanta contar porque dice mucho de cómo funciona este mundo. Yo hice el casting para Glee; casi me quedé. Gracias a ese casting, el director Adam Shankman vio mi video y me casteó para Rock of Ages. Y tres años después Ryan Murphy me contactó para trabajar juntos en Scream Queens. A raíz de eso también me di cuenta de que nunca sabes. Por eso siempre les digo a los actores que están empezando que vayan a todos los castings, aunque crean que no es el papel para ustedes, nunca sabes qué puede salir de ahí.
JL: ¿Crees que los tiempos de tu carrera se han ido acomodando de la manera correcta?
DB: Totalmente. Sí. Viendo hacia atrás, creo que es increíble cómo las cosas pasan por algo y siempre se han ido acomodando de manera perfecta.
JL: Después de las series vinieron también muchas películas. No te quiero preguntar cuál disfrutas más, pero para ti como actor, ¿cuáles son las principales diferencias que encuentras entre hacer cine y hacer televisión?
DB: Cada vez hay menos diferencia. Depende. Mira, si es una película enorme como Terminator o Rock of Ages, tienes mucho más tiempo y hay más dinero. Entonces puedes tardar hasta un día para filmar 1/8 de página, cosa que en una serie no, ahí tienes que filmar por lo menos tres o cuatro páginas al día. Pero creo que cada vez van habiendo menos y menos diferencias.
JL: ¿Qué es lo más gratificante de trabajar junto a actores que creciste admirando y que ahora son tus coworkers?
DB: Lo más gratificante es poder aprender de ellos y poder llamarlos mis colegas, mis amigos.
JL: ¿Todavía te pasa que llegas a un lugar y no te la crees?
DB: Sí, sí.
JL: Ahora hablemos de Luis Miguel. Con este proyecto regresaste a las producciones de habla hispana. ¿Esperabas el éxito mundial en el que se convirtió?
DB: ¡No, nadie! Fue muy loco, fue como un crossover al revés. Fue volver a hacer una producción mexicana después de diez años de estar fuera. Nadie se esperaba el éxito de Luis Miguel. Era un riesgo enorme; todos sabíamos el riesgo y el potencial que podía llegar a tener, pero no nos esperamos ese resultado que para mí fue muy especial, porque fue el primer proyecto que yo produje también y en el que estuve metido muchísimo en todo; desde el soundtrack, los guiones, el casting, notas de capítulos. Como productor fue un aprendizaje increíble. Y precisamente porque había tanto riesgo, Mark Burnett, el presidente de MGM Television, el estudio detrás de Luis Miguel, me invitó a producir la serie con él, lo cual fue una responsabilidad increíble.
JL: Después de todo tu involucramiento y de haber estado tantos años en la serie, ¿cómo fue tu proceso para darle cierre a tu relación con el personaje?
DB: Definitivamente fue bittersweet cuando la serie llegó a su fin, fue mi vida por cinco años. Respiraba, comía, tomaba, veía la serie en todos los sentidos; como cantante, como actor, como actor en diferentes etapas de su vida a lo largo de 33 años, de los 17 a los 50. Las amistades con los directores, con los escritores, con actores... ¡sí fue súper agridulce! Y no quería que terminara, pero a la vez estaba muy agradecido con el éxito y con cómo me cambió la vida.
JL: Después de ese proyectazo viene un nuevo rol para ti en la industria como productor. ¿Cuáles son tus aspiraciones como tal?
DB: Algo muy especial después de Luis Miguel fue producir Nuevo Orden. Es una película dirigida por Michel Franco que ganó el León de Plata en Venecia y mi primera película mexicana, lo cual fue una experiencia totalmente diferente a Luis Miguel. La serie fue algo muy comercial, con mucha credibilidad, pero muy comercial. Nuevo Orden es algo totalmente opuesto, super festivalera, una película con un mensaje social muy, muy fuerte; y producirla fue un honor para mí. A raíz de eso arranqué mi compañía productora y durante la pandemia empezamos a desarrollar muchísimos proyectos y a venderlos a diferentes casas, Amazon, HBO Max, Netflix, hasta que, después de Nuevo Orden y Luis Miguel, Amazon llegó con nosotros y nos dijo “queremos hacer un overall deal con tu compañía productora”, lo que quiere decir que todos los proyectos que nosotros produzcamos salen a través de Amazon. Fue muy padre porque nos dieron la libertad de seguir con los otros proyectos que ya habíamos desarrollado en diferentes casas, por ejemplo, At Midnight de Paramount Plus y una serie que se llama Brujo en HBO Max. Amazon se ha convertido en un socio increíble porque estamos haciendo equipo con gente con la que yo he soñado trabajar, directores increíbles, productores increíbles, y haciendo todo tipo de historias; en español, internacionales, películas, series y todo tipo de géneros.
JL: Otro de tus más recientes emprendimientos es tu marca de tequila Defrente. ¿Por qué quisiste entrarle al mundo de las bebidas espirituosas también?
DB: He sido tequilero toda la vida, desde que empecé a tomar con mi papá. Él y yo siempre hemos sido fans de buscar cuál es el tequila blanco más suave. Nos gusta el blanco porque es la categoría más pura, pero también la más fuerte. Para esto, Cory Crespo me presentó con el equipo de Casa Lumbre. Ellos querían hacer un tequila blanco, pero que fuera el tequila blanco más suave que hubiera, y después de dos años de estar duro y dale con el líquido y con la destilería, se logró. Es una marca que yo quería que fuera algo muy honesto, que no fuera caro ni pretencioso, sino accesible, para poder decir de una manera muy sincera que es el mejor tequila que yo he probado. Y lo es.
JL: Seguramente ninguno de tus días es igual a otro, pero con tantos proyectos que tienes me suena que eres una persona muy inquieta. ¿Cómo encuentras el balance entre todo lo que haces; trabajo, vida personal y salud mental?
DB: El ejercicio para mí es super importante. No tanto por una cosa física, sino por salud mental. Meditar también, lo hago bastante. Tocar la guitarra me relaja y siempre tratar de encontrar un equilibrio entre entre mi vida personal y mi trabajo. Mi vida familiar también es muy importante. Soy muy cercano a mi familia, a mi perrita, Aquila, disfruto sacarla a la playa y hacer hiking con ella.
JL: ¿Cómo definirías tu relación con la moda?
DB: Me gusta mucho la moda, pero no soy alguien que porque algo está de moda lo voy a usar. Trato de expresar mi personalidad y quién soy a través de cosas que Diego usa en el día a día. Soy bastante clásico, la verdad. Clásico con un toque edgy, diría. Me apoyo mucho de mi estilista Warren Alfie Baker. Él sabe muy bien qué es lo que está pasando hoy en día con la moda, cómo soy yo y cuál es mi personalidad. Nunca trato de ser alguien que no soy.