Inmersos en la monotonía de la vida cotidiana, buscamos escapar por un momento de nuestra realidad y encontrar lugares que nos transporten a un escenario completamente distinto al que pisamos todos los días. Viajar nos da esa experiencia y se completa con los lugares que visitamos, la gente que conocemos y el espacio que habitamos mientras estamos fuera.
Cuando Sunday Sailor (empresa de alojamientos arquitectónicos) le comisionó el diseño de Foam House a la interiorista Amelda Wilde fue con la premisa de que la convirtiera en una experiencia vacacional inmersiva, donde más allá de ser un lugar para pasar la noche, fuera un espacio en el que los huéspedes pudieran sentir el calor de un hogar. Dentro, una serie de materiales, colores, formas y texturas se sobreponen recordando la estética australiana de la década de los ochenta. Ecléctica y nostálgica son dos palabras que definen muy bien el diseño, desde el color de los techos y zócalos, hasta las paredes tapizadas con animales, podríamos incluso decir que esta casa está “pasada de moda” y esa es toda la intención.