A un extremo del barrio de Red Hook, Brooklyn, Nueva York, se encuentra Studio Bosco Sodi, un lugar como pocos. Después de algunas calles plagadas de edificios de ladrillo y construcciones industriales, se llega al final de la calle Van Brunt; el resto del camino debe recorrerse a pie. A un costado, la Estatua de la libertad y Manhattan en todo su esplendor nos invitan a detenernos unos minutos y observar. La vista nos presenta a una de las ciudades más importantes del mundo con una perspectiva única. Es en este lugar donde nacen muchas de las obras que este gran artista mexicano ha compartido con el mundo.
Espacio y tiempo, entendiendo la obra del artista mexicano Bosco Sodi
Tuvimos la oportunidad de visitar el estudio y ser recibidos por John Rohrer, studio manager, quien nos dio un recorrido para platicar del trabajo de Bosco y escuchar algunas anécdotas, siguiendo siempre el protocolo sanitario.
Al entrar, el entorno se transforma: un bodegón enorme que encapsula todos los elementos necesarios para la creación artística; un taller de carpintería para elaborar las bases de los bastidores, así cómo el aserrín (material característico de la obra de Bosco Sodi), vestigios hechos de pigmento de obras ya completadas, una colección de lumbreras para poder observar cada detalle del accidente provocado por la mezcla, muros abarrotados de obras con el distintivo craquelado y finalmente, mucho espacio
“En mi obra el espacio es fundamental. Quizá podría afirmar que es el ingrediente más importante. Mi obra la concibo como una serie de objetos que corresponden y pertenecen a un espacio que ellos mismos determinan.” - Bosco Sodi
El espacio sin duda es central en la obra del artista. Es éste el que se encarga de darle forma al craquelado, el que permite observar cada detalle, el que nos invita a movernos y disfrutar el accidente, el proceso de creación; pero sobre todo, es el espacio en nuestra mente el que le da la bienvenida a nuevas ideas y a un mayor entendimiento del arte como proceso y no solo como resultado. No podríamos concebir un Bosco Sodi sin dos de sus elementos principales: espacio y tiempo.
En estos tiempos de pandemia y con un año detrás que nos ha hecho más humildes, el arte nos permite explorar hacia nuestro interior y darnos cuenta de la fragilidad y la temporalidad de las cosas. Wabi sabi; aceptar lo temporal e imperfecto, que todo accidente es una oportunidad de dar un giro y crear, que el accidente es bello por sí mismo y nos conecta tanto por fuera como por dentro.
Ya sea en un entorno industrial, rodeado de concreto como Studio Bosco Sodi en Brooklyn o rodeados de mar y montañas, con un brutalismo estético como pieza central dentro de Casa Wabi en tierras Oaxaqueñas, la obra del artista mexicano no deja de sorprendernos. Nos recuerda que el arte se crea en momentos de acción y de experimentación y que hay tesoros escondidos hasta en los lugares que menos imaginamos.